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PEDRO PABLO RODRÍGUEZ: UN SUPEROBJETIVO DE MARTÍ ERA LA UNIDAD LATINOAMERICANA

PEDRO PABLO RODRÍGUEZ: UN SUPEROBJETIVO DE MARTÍ ERA LA UNIDAD LATINOAMERICANA

MSc. RANDY SABORIT MORA,
Periodista de Prensa Latina y
Profesor de la Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.
 

Para José Martí uno de los superobjetivos de su labor editorial era convocar -a través de sus textos- a la unidad latinoamericana, aseveró el aguzado investigador Pedro Pablo Rodríguez, Premio de Ciencias Sociales 2009 en Cuba.

“No he hecho un conteo, pero es asombrosa la cantidad de artículos de opinión donde Martí llama a la unidad latinoamericana”, señaló Rodríguez, referido al Martí director de La América en 1884, donde definió, avisó y puso en guardia a la clase letrada hispanoamericana sobre las intenciones de Estados Unidos con la región al sur del río Bravo, en México.          

Para el también Premio de Historia 2010, el Apóstol a través de aquella publicación se dirigió a los políticos, militares y la propia burguesía en formación entonces para decirles que el norteño país ofrecía comercio a Hispanoamérica, pero advirtió de lo necesario de comprender que esa relación mercantil debía establecerse bajo los intereses de los latinos.

En La América, acotó el investigador titular del Centro de Estudios Martianos, el escritor analizó el Tratado de Reciprocidad Comercial entre México y Estados Unidos y lo condenó basado en un principio muy contemporáneo de teoría económica: no puede hablarse de reciprocidad entre dos economías absolutamente asimétricas.

Referido a las publicaciones dirigidas por el agudo periodista (Revista Venezolana, La América, La Edad de Oro y Patria), el doctor en Ciencias Históricas afirmó que estaba desarrollando una estrategia como político desde el punto de vista editorial con la misión de hacer conscientes al público.

Con relación al periodismo martiano, el director de la Edición Crítica de las obras completas del prócer, afirmó que para él esa profesión y oficio tenía un carácter formador, un fuerte sentido ético, lo cual es apreciable en todos sus textos.

“El estilo aforístico y el uso de la imagen son características esenciales no sólo de su estilo como escritor, sino de su forma de pensar, Martí pensaba por imágenes con aforismos que es la manera de sintetizar su juicio ético”, puntualizó.

Sobre la Revista Venezolana (Caracas, julio 1881), Rodríguez comentó que al leer los dos números se nota que su director promovió el pensamiento, la literatura, el intercambio de ideas.

Al respecto, comparó que La América (Nueva York, 1884) también tenía ese carácter de algún modo, pero expuso que por ser de anuncios estaba obligada a buscar un público más amplio que el de la Revista Venezolana porque aquella era para las clases ilustradas y también para la gente de negocios.

Desde que Martí llegó a Caracas, a finales de enero de 1881, y quizás ya lo estaba apuntando desde antes en su estancia en Guatemala (1877-1878), tenía un concepto de que se estaba abriendo una época nueva en el mundo, consideró.

“El Maestro está claro de que no había un estado social aún definitivo y eso es para él algo aprovechable, algo positivo en tanto y en cuanto le permitía a los pueblos latinoamericanos buscar su camino para insertarse en esa modernidad desde su propia autoctonía y originalidad.          

“Le abrió espacio a estudios de la cultura popular, de lingüística y antropología, como el texto dedicado al Diccionario de vocablos indígenas. La Revista Venezolana logró ser mucho más amplia que la mayoría de las revistas literarias de la época. En sus páginas se evidencia la voluntad de Martí de no repetir el esquema de publicaciones para poetas y narradores”.

Al preguntarle sobre el principio del Maestro de adoctrinar sin parecerlo, esbozado en la contraportada de La Edad de Oro (julio-octubre de 1889), Rodríguez señaló que eso es básico en el buen periodismo y que Martí lo aplicó en toda su obra periodística.

“Se dio cuenta de que con más razón tenía que hacerlo con este público porque una publicación dirigida a los niños no opera exactamente con los mismos mecanismos mentales y culturales de un adulto.    

“Este es uno de los ejemplos más notables de la eficacia del periodismo martiano porque La Edad de Oro se ha convertido en un clásico de la literatura infantil al extremo de que para las generaciones siguientes ya no la leen como una revista, sino como un libro.

“El buen texto para niños, de alguna manera tiene que atrapar al adulto y si lo logra es una muestra más de su capacidad, calidad y eficacia desde el punto de vista literario”.

A Patria (marzo 1892-mayo 1895),  el estudioso lo calificó como un semanario de opinión, de pelea política, de combate: “Fue un periódico para formar conciencias y con una clarísima y orientada función ideológica, por tanto, ahí estaba el artículo de fondo o el editorial junto con la nota informativa en función del problema central que justificaba Patria: la independencia de Cuba”.

Respecto a la sección En Casa , publicada en Patria, manifestó que era del costumbrismo neoyorquino, que combinaba lo social y patriótico: “Es la crónica social del patriotismo de los emigrados de Nueva York y de otras partes de Estados Unidos”.

Esa columna encajaba perfectamente con los propósitos generales independentistas de la publicación y a la vez mostraba la riqueza de aquel editor-director que fue Martí, opinó. 

Sabía que era imprescindible, sostuvo, captar la atención de los lectores con el artículo de fondo o el trabajo analítico, y también con la crónica de la vida social de la emigración, que incluía la labor de los Clubes miembros del Partido Revolucionario Cubano.

A su juicio, en el poeta lo literario era esencial: “No es posible separar lo periodístico de lo literario en él. Era evidente en aquel periodista la renovación literaria en el lenguaje, en la expresión, en las ideas, en el manejo de las metáforas. Sus capacidades narrativas y descriptivas se dan a través de este ejercicio del periodismo, esa es su literatura”.

Como muestra de ese periodismo literario, ejemplificó con la sección En Casa: “Eran pequeñísimos relatos tomados de la vida real de esa emigración patriótica, pero donde Martí manejaba con una eficacia tremenda la narración. Entonces: ¿cuánto había de verdad y de ficticio? ¿Hasta dónde entraba su capacidad recreativa de la ficción?”

“Con En Casa se propuso convencer al lector de la necesidad de independencia de Cuba y del papel de Cuba independiente por la vía de los sentimientos, los ánimos y la pasión. Apeló a los afectos junto a lo intelectivo y lo racional”, sintetizó el también periodista Pedro Pablo Rodríguez, quien confesó que le habría gustado redactar una sección como aquella.

 

MARTÍ EN MUCHAS VOCES

MARTÍ EN MUCHAS VOCES

Declaraciones de varios prestigiosos intelectuales e investigadores acerca de sus visiones sobre el más universal de los cubanos.

MSc. RANDY SABORIT MORA,
Periodista y profesor de la Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

DIANA ABAD: “MARTÍ LE ’INYECTA’ VIDA NUEVA A LA GENTE”

Para la investigadora cubana Diana Abad, José Martí tenía la capacidad de “inyectarle” vida nueva la gente, algo utópico para muchos políticos de este mundo, quienes conducen su discurso por la vía contraria a los hechos.

“Martí le ’inyecta’ vida nueva a la gente”, afirmó la académica, al comentar sobre los valores del memorable discurso pronunciado por el Apóstol el 26 de noviembre de 1891, conocido como Con todos, y para el bien de todos.

“Para fundar un pueblo democrático hay que contar con el concurso de todos. Hay que evitar el ajuste de cuentas entre cubanos y españoles, por eso considero que esa pieza oratoria es de un valor extraordinario”, opinó.

En esa alocución de alta política, acotó, Martí define los diversos tipos de cubanos y maneja conceptos con un tratamiento novedoso. “Hay una apertura que suponía un cambio en varios patrones: todos caben, excepto los que estén en contra de la independencia”.

Abad, estudiosa de la labor del Partido Revolucionario Cubano (PRC) y su vínculo con el periódico Patria respondió a varias preguntas relacionadas con ese tema.

-¿Por qué considera que trascurrió menos de

un mes entre la fundación del semanario

Patria y la proclamación del PRC?

“Desde el 14 de marzo de 1892 hasta el 10 de abril de aquel año todas son fórmulas de transición. Semana tras semana se fueron publicando la Bases del Partido Revolucionario Cubano en el periódico. Todo lector del rotativo las fue conociendo.

“Estas, junto a los Estatutos del PRC, pautan la disciplina indispensable que se necesitaba para que esa agrupación funcionara como elemento de unidad.

-¿Fue Patria el órgano del Partido

Revolucionario Cubano?

“A veces estamos aferrados a lo que dice el papel, también hay que apreciar lo que no dice. No hacía falta darle a Patria el calificativo de “órgano oficial del Partido Revolucionario Cubano”. Martí en su artículo “A nuestra prensa”, define a Patria como un soldado, y un soldado cumple órdenes.

“Todo hay que analizarlo en su contexto, por ejemplo, considero que Tomás Estrada Palma no hizo mal en calificarlo como órgano de la Delegación del PRC después de la muerte de Martí. Eran tareas distintas, y diferentes las circunstancias. El Partido no dirigía, auxiliaba, y en 1895 ya había iniciado la contienda en Cuba”.

-¿Hubo algún elemento significativo en el primer

número de Patria que le sirviera de argumento

al cubano Enrique Trujillo para que saludara

a ese periódico como órgano del PRC?

“Trujillo podía estar en desacuerdo, pero las Bases del PRC eran aprobadas por las emigraciones de Tampa y Cayo Hueso (ciudades pertenecientes al sureño estado norteamericano de Florida). La línea editorial era cotidiana y ante cada suceso había que dar una respuesta oportuna y convincente. Por eso Martí responde con la nota Patria: “no órgano”, a la insinuación de Trujillo”.

-¿Qué valor le atribuye al empleo

de anuncios en el periódico? 

“Los hombres que aparecían anunciados en la última página no estaban seleccionados al azar, es muy difícil que ellos no ayudaran de forma a costear  los gastos de Patria.

“Había que pagar el papel, el local de redacción, mandarlo a España para que llegara a Cuba. Los hombres que hacían Patria no cobran por eso. Aquel trabajo pensante y actuante era completamente gratuito, no estaban a tiempo completo en esa tarea porque se dedicaban a otras labores para poder vivir”.

-¿Cinco centavos de dólar por cada ejemplar

de Patria era un precio razonable

para el emigrado de entonces?         

“El precio de cinco centavos de dólar por cuatro planas era realmente caro, de acuerdo con el precio de la prensa en la época. Muchos compraban Patria para contribuir con la recaudación de fondos para la guerra que se preparaba.

“Claro, con el tiempo lo compraban además por el contenido que ofrecía, por ser un material de lectura. Se leía en las tabaquerías de distintas localidades de la emigración. Martí con Patria demostró una virtud, que no hacía falta tantas páginas para decir lo necesario”.

-¿Fue decisiva la labor propagandística

de Patria para la organización de la guerra?

“Contribuyó eficazmente a la organización de la guerra, demuestra un espíritu de concordia y de unidad. Lo publicado en Patria no es nada concreto; lo demás era canto a los valores propios del pasado. La organización de la conflagración fue eficaz, todo se mantuvo en absoluta discreción.

“Del periódico no dependió el fracaso del plan de la Fernandina (tres expediciones con armas y pertrechos militares que saldrían de Estados Unidos hacia Cuba para apoyar el inicio de la guerra del 95), de ese medio nunca salió una frase delatora”.

-¿Qué opinión le merece el Manifiesto de

Montecristi, el programa de lucha firmado por

José Martí y el generalísimo Máximo Gómez?

“El Manifiesto de Montecristi no está dirigido a los cubanos, sino a los españoles. Los cubanos lo leían de paso, pero su objetivo principal eran los españoles. Martí sabe que tenía que evitar una guerra fraticida entre cubanos y españoles.

“Había que tomar experiencia de la Guerra de los Diez Años (1868-1878). La cantidad de españoles que había en la Isla para aquel entonces era considerable. El padre de Martí -don Mariano-,  ya había muerto, pero su madre -doña Leonor-, vivía. Ambos de origen español,  muchas familias cubanas estaban compuestas de esa manera”.

-En síntesis, ¿qué significa el

periódico Patria para usted?

“Patria es el concepto más alto. Patria es un soldado: un soldado que piensa y cumple órdenes. Es un mandato del PRC”.

MARTÍ Y LA UNIDAD AMERICANA

Para el estudioso costarricense Miguel Alvarado, la mejor tradición del  pensamiento del cubano José Martí es la unidad de Nuestra América, región extendida de México a Chile y Argentina, como definió aquel visionario patriota.

América Latina es una realidad histórica, cultural, política y social, y en esa perspectiva obviamente el logro de su unidad es un momento clave para poder alcanzar la verdadera soberanía, autonomía y emancipación, declaró Alvarado.

Consultado respecto a si la creación del ALBA, Petrocaribe, Unasur y la CELAC tenía relación con lo planeado por José Martí (1853-1895) y Simón Bolívar (1783-1830), el académico dijo que todos esos proyectos de integración del siglo XXI son una respuesta autónoma de nuestros pueblos, como anhelaban aquellos héroes.

Lo que está pasando en América Latina en ese sentido, puntualizó, es cómo la huella martiana y bolivariana que tiene vigencia hoy.

Señaló que procesos políticos tan interesantes como los de Bolivia y Ecuador están atravesados por la participación de las subjetividades, como las culturas originarias y contemporáneas, que el imperio estadounidense dejó en la invisibilidad.

Martí se preocupó por poner a la vista de todos y recuperar la dignidad de estos sujetos fundamentales en Nuestra América, subrayó el profesor de la Universidad del Costa Rica-Sede del Pacífico. 

Ante la pregunta de para qué nos puede servir el estudio de Martí en la hora actual latinoamericana, el coordinador de la Cátedra Martiana en la referida academia expresó que eso es relativamente sencillo, y a la vez complejo de contestar.

"Martí es una fuente interpretativa que nos permite comprender la realidad de América Latina y el Caribe de hoy. Es prácticamente imposible intentar entender ese proceso histórico de nuestra realidad latinoamericana si no nos acercamos a los textos martianos”.

Precisamente, abundó, su ideario responde a una urgencia, a dar respuestas a aquellos momentos vitales de América Latina. De ahí que la raíz del pensamiento martiano es una fuente viva para entender en la actualidad el problema social, político y cultural de Nuestra América.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se fundó oficialmente en una cita celebrada el 2 y 3 de diciembre de 2011 en Caracas, Venezuela, con la presencia del entonces presidente Hugo Chávez y los mandatarios y Jefes de Gobierno de las otras 32 naciones latinoamericanas y caribeñas.

La CELAC busca profundizar la integración política, económica, social y cultural de América Latina y el Caribe, basado en el pleno respeto por la democracia y los derechos humanos. 

En la primera cumbre, efectuada el 27 y 28 de enero 2013 en Santiago de Chile, el gobernante Raúl Castro, en nombre de Cuba, tomó la presidencia pro témpore de ese órgano regional, hoy presidido por el gobierno de Costa Rica.

CINTIO VITIER: MARTÍ ES EL CUBANO DE LA FUTURIDAD

La sencillez saltaba a la vista en Cintio Vitier, aquel sabio martiano -por sus incontables lecturas y su postura ética- a quien tuve la oportunidad de estrecharle la mano y conocer de su boca que José Martí es el cubano de la futuridad.

"Su pensamiento es totalmente abierto a todas las posibilidades. Martí es todo futuridad, es el cubano de la futuridad", me respondió Vitier -fallecido el 1 de octubre de 2009, a los 88 años-, con voz serena y convincente en 2006.

A su juicio, en el Apóstol se conjuga la moderación y radicalidad: era radical porque iba a la raíz, y la raíz de Cuba es el antiimperialismo.

Para el ensayista, la experiencia del presidio político padecida por un adolescente de 16 y 17 años lo enseñó a vencer el odio legítimo que instiga la barbarie en cualquier hombre. "Él se dio cuenta de que aquellos esbirros y torturadores eran víctimas de un sistema".

De acuerdo con el prestigioso intelectual, "el presidio lo ayudó a ser él mismo, y lo más valioso fue su comprensión de que el odio es el triunfo del enemigo, porque el odio domina al ser humano y lo priva de la libertad".

Con relación al discurso del 26 de noviembre de 1891 en Tampa, ciudad del sureño estado de Florida en Estados Unidos, conocido como Con todos, y para el bien de todos, el también crítico apuntó que en aquella pieza oratoria señaló a siete clases de cubanos que no merecían serlo.

Aclaró que excluye a los anexionistas, los racistas, los escépticos, los aristócratas, los oportunistas, los temerosos de la guerra y de los hábitos de autoridad, y a quienes tenían miedo al español radicado en Cuba.

En ese sentido, destacó que se trata de un con todos en sentido cualitativo, pero no en sentido numérico. "Martí no es que sea difícil, sencillamente es complejo".

Referido a su estilo, el poeta comentó que "a veces en Martí la coma no es gramatical, sino musical como en la poesía; es un cambio de tono como en Versos Libres o una conjugación como en Versos Sencillos".

Al respecto, ejemplificó con esta copla: "el canario amarillo, que tiene el ojo tan negro". Ahí, abundó, la coma separa la alegría de la tristeza. Esta valoración de la coma la aprendí de don Isidro Méndez -primer biógrafo del prócer- que hablaba con pasión del Maestro.

"Martí sabía, por experiencia propia, de la fuerza de su palabra tanto oral como escrita. Sin ser vanidoso pudo comprobarlo. Con el más puro y artístico lenguaje del siglo XIX se dirigió a los obreros, a los tabaqueros", dijo al evocar lo expresado por uno de aquellos sobre el verbo martiano.

"A veces no lo entendíamos, pero estábamos dispuestos a morir por él", recordó Cintio, quien consideró que eso es una muestra fehaciente de que sí lo comprendían. "La palabra patriótica para Martí tenía que ser artística y arrobadora", sintetizó.

En su opinión, tres fueron los momentos fundamentales en su periodismo: México, las Escenas Norteamericanas y Patria. "En México su labor periodística es de examen y consejo. Examina y aconseja porque está en un país ajeno y es respetuoso".

"Las escenas norteamericanas son su monumento mayor. Nadie como él hizo tanta justicia a los hombres de Estados Unidos, a los próceres del mejor pensamiento y la mejor poesía de aquel país".

Y en Patria, concluyó, su periodismo fue de combate, mientras organizaba la guerra del 95 (1895-1898), pues entendía que la única patria posible era la libre, la cual había que conquistar.

Al preguntarle por qué fue Patria y no La Nación o El País el nombre de aquel semanario, dirigido por el paradigmático periodista desde marzo de 1892 hasta mayo de 1895, me explicó: "Patria para Martí es una intuición sin desarrollo conceptual: patria no es un país, una nación ni mucho menos un Estado. Patria es el sabor del dulce de guayaba y al mismo tiempo es también la Batalla de Las Guásimas (una de las victorias de los cubanos contra las fuerzas españolas durante la contienda de los Diez Años, de 1868 a 1878). El decía que la patria es cosa divina".

Como trascendente calificó Vitier el artículo titulado A nuestra prensa -publicado en el primer número de Patria, el 14 de marzo de 1892-, en el cual afirmó que mientras la república no estuviera segura, la libertad interior sería imposible.

Martí recomendaba, indicó, que lo que se ha de oír no es más que la voz de ataque.

Interrogado respecto al concepto martiano de patria es humanidad, especificó que debe tratarse en toda su extensión y magnitud.

"La patria no es toda la humanidad, sino la parte de la humanidad más cercana a nosotros, como especifica Martí a renglón seguido. Es un sentimiento universal. La patria de cada uno de nosotros no es el universo. En Martí no hay nada simplón", opinó Vitier.

ARIAS: LO ÉTICO VA A ESTAR SIEMPRE EN MARTÍ

Para el investigador cubano Salvador Arias, lo ético siempre va a estar en José Martí, y sobre todo en su periodismo, que a su juicio, se nutre de lo bueno del diarismo de la época, segunda mitad del siglo XIX.

“Lo ético va a estar siempre en Martí. Para él, el periodismo es un ejercicio ético y en La Edad de Oro (1889), como es para formar a los niños del futuro, que son la esperanza del mundo, lo ético está muy presente. Cualquier artículo suyo lo pasa por ese tamiz”, comentó Arias, quien ha analizado en profundidad aquella revista.

En opinión del investigador titular del Centro de Estudios Martianos (CEM), con sede en esta capital,  La Edad de Oro se diferencia de sus otras publicaciones porque prevalece una forma de escribir mucho más sintética.

Mediante aquel medio, precisa el Doctor en Ciencias Filológicas, el Maestro ajustó la capacidad literaria de desborde que tenía a una esencialidad de comunicar lo más importante y accesible a los niños, lo cual no significaba que se limitara en cuanto la utilización de recursos estilísticos.

Tampoco se cohibía, acotó, en Filosofía porque abundan planteamientos filosóficos en La Edad de Oro, que lleva a un plano más profundo. En una simple noticia, él no se queda en lo informativo, sino que analiza cómo trasciende el hecho en todos sus aspectos.

El estudioso sostuvo que aquella revista, considerada hoy como un clásico de la literatura infantil, no estaba escrita para los niños de Nueva York -ciudad donde se publicó- sino para los de Latinoamérica.

No obstante, él sabía que no todos los menores de la región podrían leerla entonces porque no habían ido a la escuela”.

“Aquella publicación era una prosa esencial, elegante, atractiva, comunicativa. Cada vez que exponía algo era con una intención. Trataba con mucho cuidado la interrelación entre las ilustraciones y lo escrito, jugaba con eso, buscaba soluciones y sobre eso hay muchas historias”, indicó el también ensayista.

Respecto al texto titulado La Exposición de París, lo que quería destacar era la presencia en aquella feria de los países de Nuestra América (región que comprendía a los pueblos desde México a Chile y Argentina, según la definición de aquel político), de todos sus hijos.

Destacó que para los niños escribía y a ellos no se le debe transmitir mucha doctrina de manera directa porque la rechazan. “Sin embargo, en La Edad de Oro está todo el sistema filosófico, ético, de valores, estético de Martí, pero de una forma que los infantes la leen y les encanta.

“Aunque aquel periodista varía la comunicación de acuerdo con el receptor, hay un rasgo importante que es el respeto al lector, a la dignidad del público, ya sea niño, hombre, mujer… Es incapaz de escribir algo irrespetuoso con el lector”, comentó el autor del ensayo Un proyecto martiano esencial: La Edad de Oro, Premio de Investigación Cultural y de la Crítica Literaria y Artística en Cuba.

Aquel escritor estuvo en la creación del movimiento literario denominado modernismo. “Él tomó de muchas partes, indudablemente tuvo mucha influencia francesa en cuanto a la concepción literaria.

Martí manifestó en la Revista  Venezolana (julio, 1881) que no sólo el pintor era quien necesitaba el color para hacer sus obras, sino también el escritor.

Referido a La América, que dirigió en 1884,  Arias señaló que fue un periódico para lidiar con el resto de los rotativos editados en la época. Un mensuario de anuncios que competía con los otros, que estaban en el promedio de los diarios de entonces y que utiliza también como un arma para comunicar sus ideas a la clase de Hispanoamérica.

Para Martí era esencial la literatura y no la retórica de aquella etapa, apuntó el estudioso al respecto, y recalcó que el redactor iba a la esencia de los asuntos.

“De ir a la raíz es que surge la literatura real, buena. Cuando hablaba de los poetas de América Latina criticaba que no buscan la emoción, sino la apariencia, el sentimentalismo.”

Él tuvo que luchar contra la retórica, el estilo predominante en las últimas dos décadas del siglo XIX, sobre todo en el español. “Por eso tomó del inglés porque le era mucho más funcional, más práctico”.

“Para aquel momento, en español se utilizaba mucho adorno y se decía poco. Sin embargo, cuando debía ser frondoso, barroco, lo era. Él podía hacerlo, pero buscaba que no fuera una literatura vana, sin raíces, por el lujo de expresar, sino que cada vez que manifestara algo fuera  a cabalidad”, opinó el especialista.

Como un aspecto a tener presente para estudiar a Martí, el investigador consideró que el prócer conocía mucho del periodismo de la época, y sobre todo el estadounidense. “Él admiraba el periodismo estadounidense en sus aspectos buenos”.

Lo peculiar es su estilo como escritor, sintetizó Arias, al exponer que para comprender a Martí es necesario analizar el periodismo de Estados Unidos de finales del siglo XIX, y ver luego el aporte que hizo como periodista, con una prosa inusual en español.

LA INTEGRACIÓN CULTURAL DE AMÉRICA LATINA, UN ACERCAMIENTO A LA UTOPÍA DE BOLÍVAR Y MARTÍ

LA INTEGRACIÓN CULTURAL DE AMÉRICA LATINA, UN ACERCAMIENTO A LA UTOPÍA DE BOLÍVAR Y MARTÍ

MSc. SALVADOR SALAZAR y Lic. YINETT POLANCO,
Profesores de la Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

De las dunas que circundan las márgenes del río Bravo mexicano a las estepas gélidas de la Tierra del Fuego. El Caribe y los Andes. Atacama, el Amazonas y el istmo de Panamá. Español, portugués, africano e indígena. Todo mezclado. El pan, la arepa y el cazabe. La cerveza y la chicha. La salsa, el jazz y la flauta indígena; la cumbia, el joropo, y los lamentos del gaucho en la pradera. Diego Rivera, Pablo Neruda, Wifredo Lam y Rubén Darío. Bolívar, San Martín, Túpac Amaru y José Martí…
América Latina es una utopía que se viene construyendo desde hace 500 años. Utopía no en el sentido de quimera inconquistable, sino de horizonte posible al cual dirigir nuestros pasos. Fue esta la tierra prometida a la cual arribó el hombre europeo que huía de la rígida estamentación feudal; el criollo entonces nació —por esencia— libre, con una concepción del mundo horizontal y democrática, que se fue imponiendo a las aristocracias locales. Como afirma el historiador cubano Sergio Guerra Villaboy (2001), la historia de América Latina es precisamente un complejo proceso de formación de la conciencia y el Estado nacional, es decir, el paulatino autorreconocimiento de una cultura y una identidad propia.

La existencia del hombre americano se refleja, ante todo, en el barroco, que es la expresión cimera de un proceso complejo de hibridación cultural, pero también de las múltiples resistencias que se producen en un continente que se ha constituido como una gran frontera entre la ancestralidad de las civilizaciones precolombinas, lo africano y lo europeo.

La conquista europea de América puede ser vista como un proyecto integrado de la civilización ibérica, en especial de los reinos hegemónicos en ese momento en la península: Castilla y León. La lengua será el principal elemento aglutinador (junto con la religión cristiana) de la ocupación y posterior sometimiento de los territorios allende los mares. No olvidemos que junto con la Espada y la Cruz, los Adelantados llevarán bajo el brazo la Gramática Castellana de Antonio de Nebrija, un texto publicado en 1492 que recoge, por primera vez, las primeras reglas para el uso del idioma. De este modo, el español, la religión cristiana y la articulación de una economía colonial orientada al despojo de los recursos naturales fueron los tres elementos principales en torno a los cuales se estructuró la vida en el Nuevo Mundo.

Refiriéndose a esa amalgama de pueblos que somos hoy, el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro (1992) señala: “Los latinoamericanos son (…) el producto de dos mil años de latinidad, mezclada con poblaciones mongoloides y negroides, aderezada con la herencia de múltiples patrimonios culturales y cristalizada bajo la compulsión de la esclavitud y de la expansión salvacionista ibérica. Es decir, que son una civilización tan vieja como las más antiguas en lo que respecta a su cultura, y a la vez que constituyen pueblos tan nuevos como los más recientes en cuanto a etnias”.

Cultura entendida en su expresión más abarcadora, no solo arte y literatura, sino también prácticas simbólicas de todo tipo: ritualidad, organización del tiempo y del espacio, vestimenta, saberes culinarios, etc.

En tal sentido, podría hablarse de una cultura latinoamericana que se debate en la tensión entre lo unitario y lo diverso, tal como afirmara el filósofo ecuatoriano Bolívar Echeverría: “Podríamos decir que la población latinoamericana presenta una pluralidad tan amplia de usos y costumbres, de lógicas de comportamiento, que resulta difícil hablar de una sola identidad latinoamericana; que dicha pluralidad llega incluso a mostrarse como una in-compatibilidad cultural. Al mismo tiempo, sin embargo, paradójicamente, esa misma pluralidad parece desplegarse como la afirmación de una ‘unidad’ sui generis” (2011, p.241).

El gran mural de la civilización latinoamericana está aún por completarse, y para ello resulta imprescindible regresar a los orígenes del pensamiento integracionista esbozado por los próceres de la independencia continental. Mucho se habla del sueño frustrado de los padres fundadores de la América Latina, cuyo principal aporte a la concreción de una cultura latinoamericana fue, ante todo, su capacidad para trascender una visión estrecha y localista y alcanzar una concepción amplia de la geografía y la historia del continente. Como indica el intelectual venezolano Arturo Uslar Pietri, el mayor acierto de estos hombres fue “que no pensaran en términos del lar nativo y de la comarca ancestral, que se abstrajeran de una Europa dividida por los particularismos históricos y las ambiciones nacionales, para concebir un Nuevo Mundo en una dimensión continental” (2010, p.12).

El propio Francisco de Miranda, considerado el Precursor de la independencia continental, hablaba de americanos y de criollos, ciudadanos de una sola patria-nación, que con la exclusión de Brasil y las Guayanas, abarcaría desde la cuenca del Mississippi hasta el Cabo de Hornos. Ahí la génesis de la idea de un “continente colombiano” y más tarde de “Colombia”, la utopía de una nación a la cual consagró Simón Bolívar su existencia.

El sueño del Libertador: “Para nosotros la Patria es América”

En 1814, en Pamplona, Simón Bolívar había proclamado a los soldados de Urdaneta: “Para nosotros la Patria es América”. Con esta idea dejaba en claro una de las concepciones medulares de su pensamiento: la unidad continental como única vía para hacer de esta tierra la nación más rica del mundo.

Su prédica en torno a la imprescindible integración se basa, precisamente, en la concepción que tiene Bolívar en torno a una “cultura latinoamericana” que nos particulariza con respecto a otras naciones del mundo. En su famoso “Discurso de Angostura”, pronunciado el 15 de febrero de 1819, el Libertador define lo que, a su juicio, identifica a lo latinoamericano en tanto cultura y civilización: “Nosotros ni aún conservamos los vestigios de lo que fue en otro tiempo; no somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles.

Americanos por nacimiento y europeos por derechos, nos hallamos en el conflicto de disputar a los naturales los títulos de posesión y de mantenerlos en el país que nos vio nacer, contra la oposición de los invasores; así nuestro caso es el más extraordinario y complicado. Todavía hay más; nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva, nuestra existencia política ha sido siempre nula y nos hallamos en tanta más dificultad para alcanzar la Libertad cuando que estábamos colocados en un grado inferior al de la servidumbre” (2010, pp.98-99).

La visión de Bolívar, como habitante de inicios del siglo XIX, está todavía en pleno tránsito entre el criollo que ya se reconoce como “no europeo”, pero que aún no ha integrado del todo prácticas culturales y simbólicas eminentemente endógenas, en especial lo referente no a la coexistencia sino a la asimilación de los elementos indígenas y africanos en expresiones identitarias diversas.

Bolívar asume con claridad la existencia de una “asociación tácita de hecho” entre los pueblos de América, la cual se expresa en una cultura común; asociación que solo es preciso perfeccionar a partir de la creación de un “cuerpo político”. En su famosa “Carta de Jamaica”, publicada en 1815, el Libertador plantea la unión necesaria entre la Nueva Granada y Venezuela, primer paso para constituir una confederación de estados al cual se sumarían las nuevas repúblicas del Cono Sur.

Bolívar, como hijo de la Revolución Francesa y del pensamiento ilustrado del Siglo de las Luces, apuesta por la integración cultural como remedio al oscurantismo que impone el orden feudal atomizado existente en la propia estructura latifundista y clerical de los antiguos virreinatos. A la doctrina del Viejo Régimen en Latinoamérica, el Libertador opone una nueva educación y una moral republicana.

Como es sabido por todos, el pensamiento de Bolívar no pudo materializarse. A la traición de su sueño de una patria americana en la que, sin duda, intervinieron las ambiciones locales y los intereses de las potencias foráneas, habría que señalar también que las condiciones históricas tampoco eran propicias para pensar en un continente realmente integrado. A las dificultades en el orden infraestructural para garantizar una red de comunicación rápida y estable entre los diferentes territorios, se suma la propia atomización característica de los latifundios feudales, y sobre todo la profunda división socioclasista y cultural entre los pueblos originarios, los grupos criollos y la masa de afrodescendientes.

José Martí: “Nuestra América”

Cien años más tarde, José Martí, Apóstol de la independencia cubana, desarrolla una obra política e intelectual que contribuye enormemente al basamento teórico de la unidad de nuestros pueblos. Martí sale a España desterrado de la Isla desde muy joven por su actividad revolucionaria; sin embargo, su vocación latinoamericanista tiene, en los poco más de 40 años de su existencia expresiones múltiples.

Desde su llegada a Nueva York en 1880, Martí escribe para varios diarios de América Latina: La Nación, de Argentina; El Partido Liberal, de México; La República, de Honduras; La Opinión pública, de Uruguay, y La Opinión Nacional, de Venezuela. Su escritura certera le granjea el respeto y la admiración de muchos de sus contemporáneos.

El 16 de abril de 1887, fue nombrado Cónsul de la República Oriental del Uruguay en Nueva York. En esa época, marca un hito importante su rol como representante de ese país durante la Comisión Monetaria Internacional Americana, desarrollada en Washington en 1891, donde denuncia los afanes expansionistas de los EE.UU. desde los puntos de vista político y comercial.

Martí es nombrado, además, Cónsul de Argentina y Paraguay en Nueva York en julio de 1890, funciones que desempeña durante un lustro hasta que el embajador español en Washington presentó una queja oficial por lo que consideró: “ataques por parte del Cónsul de naciones amigas de España”. En sus Obras Completas, recogidas por el Centro de Estudios Martianos, se aprecia la enorme cantidad de textos aparecidos en forma de artículos, discursos, ensayos que Martí dedicara al tema del ideal latinoamericano. De enero de 1891 data su ensayo “Nuestra América”, considerado como uno de los pilares sobre los que sustenta el ideario integracionista del continente.

Defender el orgullo de ser americanos parecería ser la divisa primera de este texto: “Ni ¿en qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantadas entre las masas mudas de indios, al ruido de pelea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos de un centenar de apóstoles? —interrogaba Martí—. De factores tan descompuestos, jamás, en menos tiempo histórico, se han creado naciones tan adelantadas y compactas. Cree el soberbio que la tierra fue hecha para servirle de pedestal, porque tiene la pluma fácil o la palabra de colores, y acusa de incapaz e irremediable a su república nativa, porque no le dan sus selvas nuevas modo continuo de ir por el mundo de gamonal famoso, guiando jacas de Persia y derramando champaña”.

Como quien analiza cada fenómeno histórico en su contexto, Martí evaluaba a los gobiernos que hasta entonces habían conducido a los países de esta América nuestra: “La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia. Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieyés no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país”.

Mucho valoraba Martí en este afán integracionista el rol de la educación y así lo expresa en el referido ensayo: “Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas”.

Luego de renunciar a sus cargos diplomáticos, Martí se centra en la lucha por la libertad de la Isla, que sería, como afirmara en su última carta dirigida a Manuel Mercado, una vía para “impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.

Doscientos años después…

El Bicentenario de la independencia de América Latina llegó en un entorno sumamente esperanzador para la región. En 1999, con el arribo de Hugo Chávez al poder, comenzó en América Latina el final de lo que poéticamente Rafael Correa denominó “la larga noche neoliberal”. Durante años, en nuestra región, el poder fue ejercido por parte de una elite de tecnócratas graduados en universidades del primer mundo, con prácticas culturales (discurso, vestimenta, ademanes, referentes estéticos) marcadamente importados. Estos gobernantes se limitaban a cumplir las directrices económicas de los organismos financieros y reprimir por la fuerza cualquier intento de rebeldía. La integración se asumió ante todo desde una perspectiva economicista y tomando como eje a los EE.UU., a través de los llamados acuerdos de Libre Comercio. Prevaleció el culto al dólar y al idioma inglés, el mercado uniformador que en definitiva subsumiría las identidades locales.

La propia crisis del modelo neoliberal cataliza la eclosión de movimientos sociales que retoman el discurso integracionista de los padres fundadores, y la vocación de los mismos por mirar hacia el sur, hacia la propia realidad de nuestros pueblos. Por vez primera en mucho tiempo, la identidad cultural latinoamericana ocupa un lugar cimero en el debate público, y se comienzan a realizar esfuerzos concretos para profundizarla.

Uno de los ejemplos más recientes de estos esfuerzos para profundizar la integración de América Latina desde el campo de la cultura fue la realización de la Primera reunión de ministros de cultura de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), efectuada junto con el XIX Foro de ministros de cultura y encargados de políticas culturales de América Latina y el Caribe los días 14 y 15 de marzo de 2013, que contó con la participación de 25 naciones y 14 ministros. En la cita se abordaron temas como la creación de un corredor cultural del Caribe, y el acuerdo para la creación de un portal cultural que contribuyera directamente al acercamiento y la comunicación entre las naciones miembros de la CELAC. En el contexto de la reunión, Rafael Bernal, ministro de Cultura de Cuba, reclamaba: “Urge, más que nunca antes, significar las culturas que atesoramos y nuestra capacidad de enriquecerlas”.

La integración cultural del continente ha tomado como premisa esencial la importancia de defender la unidad dentro de la diversidad, lo cual se ajusta al discurso de los movimientos sociales de nuevo tipo, que refuerzan los particularismos de nuestras culturas. De este modo, al gran fresco de la integración cultural esbozado por los próceres de la independencia se han sumado los colores de lo indígena, lo afrodescendiente, las culturas urbanas, los movimientos juveniles, entre otros.

Se intenta, además, trascender la visión de una cultura latinoamericana por una parte como elemento folclórico o únicamente propio de los sectores urbanos “ilustrados”. Con respecto a la época en la que Bolívar y Martí desarrollaron su pensamiento, la trama sociocultural de América Latina ha ganado en complejidad. Si bien a lo largo de todo el siglo XIX lo rural y lo urbano se encuentran bien diferenciados, actualmente podría hablarse de una cultura “compleja”, como consecuencia de las migraciones de la ciudad al campo, la influencia niveladora de los medios de comunicación, los procesos de hibridación cultural de lo autóctono y los elementos foráneos a través de las industrias culturales, entre otros elementos.

América Latina ha identificado a su cultura no solo como un campo de conflicto, sino también de integración. Incorporar desde la cultura el legado integracionista de nuestros próceres, fundamentalmente de Bolívar y Martí será, sin duda, uno de los elementos que contribuirá a fortalecer los nuevos proyectos sociales y políticos que hoy emergen o se consolidan en la región.

Referencias:

Bolívar, Simón. 2010. “Oración inaugural del Congreso de Angostura”. En Para nosotros la Patria es América. República Bolivariana de Venezuela: Fundación Biblioteca Ayacucho, pp. 95-126.

Echeverría, Bolívar. 2011. “La múltiple modernidad de América Latina”. En Antología. Crítica a la modernidad capitalista. La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, pp.241-258.

Guerra-Villaboy, Sergio. 2001. Historia mínima de América. La Habana: Félix Varela.
Martí, José. 1975. Obras completas. Tomo 6. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana.

Ribeiro, Darcy. 1992. Las Américas y la civilización. Proceso de formación y causas del desarrollo desigual de los pueblos americanos. La Habana: Casa de las Américas, pp.58-80.

Uslar Pietri, Arturo. 2010. “La creación de Colombia”. En Para nosotros la Patria es América. República Bolivariana de Venezuela: Fundación Biblioteca Ayacucho, pp. 9-20.

MARTÍ EN LA FORMACIÓN DEL PARADIGMA DEL LATINOAMERICANO

MARTÍ EN LA FORMACIÓN DEL PARADIGMA DEL LATINOAMERICANO

MSc. RANDY SABORIT MORA,
Corresponsal de Prensa Latina en Guatemala,
Profesor de la Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana.

La formación del latinoamericano fue la categoría máxima a la que aspiró José Martí al escribir en la Revista Venezolana, La América, La Edad de Oro y Patria, consideró la estudiosa cubana Carmen Suárez.

“En el caso de estas publicaciones, el proyecto latinoamericanista es lo que está latente. La categoría máxima es la formación de ese paradigma del latinoamericano, de su deber ser”, sostuvo la investigadora titular del Centro de Estudios Martianos.

La especialista respondió varias interrogantes relacionadas con este tema. La primera pregunta fue respecto a las características de contenido y la forma de la construcción de la noticia de Martí en aquellos impresos que dirigió de 1881 a 1895.

“Detrás del periodismo -y de los hombres en general del siglo XIX- hay mucho positivismo, o sea, un enfoque sobre la cadena de los hechos, sobre los casos en particular: un distanciamiento de lo que sería el subjetivismo. El hombre positivista que quiere enfocar la ciencia se dirige a los hechos, el hecho es fundamental.

“Martí supera con mucho esa visión. Él es un humanista. Hay una carga ilustrada en el Maestro, aparte de ser un romántico y de ser un modernista. Le debe mucho a esa visión más integral de los fenómenos.

“El Apóstol no va a descuidar nunca al hombre con toda su subjetividad, sus emociones, y eso lo diferencia de cualquier otro programa. La carga ética que Martí pone en todos sus proyectos lo separan con mucho de un positivismo esquemático.

“El proyecto suyo es mucho más enjuto, como él dice, mucho más de carácter holístico. Ese análisis en la totalidad de los fenómenos que ahora todos quieren hacer, Martí lo hace naturalmente por su fuerte pensamiento dialéctico”.

-¿A qué cree que se deba la carga humanista en sus proyectos?

Pienso que proceder del mundo de los pobres también tiene que ver con eso. Martí como periodista tiene un corte humanista que lo diferencia mucho del periodismo que se hacía en su época: más noticioso y de crónica.

Los cronistas de La Habana Elegante (periódico cubano) cuando iban a Nueva York elaboraban una crónica, pero se quedaban trabados en lo banal, en la descripción de lo que los deslumbraba, no iban a las esencias ni a la raíz. Martí se diferencia del positivismo pedestre que padecía aquel período.

Martí trae un pensamiento sumamente dialéctico, integrador, esa condición integradora es lo que lo hacía distinto como periodista, poeta y como adoctrinador.

-¿Martí rompe con el periodismo estadounidense del momento?

Ese periodismo se fue haciendo cada vez menos literario y además el modelo que triunfa en las primeras décadas del siglo XX es el amarillista, el de la prensa sensacionalista y puramente noticioso.

Ese periodismo, que se pone y se impone, en Estados Unidos sólo va a volver a recobrar su matiz literario en la década del 50 y 60 del siglo XX con Truman Capote y los demás que hacen un periodismo de opinión e investigación.

Martí nunca se puede tratar sólo como periodista. Siempre hay que acordarse de una categoría mayor que es el de hombre de imprenta porque conoce todos los procesos y cree que ese vehículo es sumamente importante.

Conoce el proceso de circulación del impreso. Escribe como periodista, pero puede ser editor de lo que produce, y esto va mucho más allá del trabajo del periodista.

Es conocedor de los procesos de libros, revistas, folletos y tiene nociones de diseño interior porque escoge los grabados, el tipo de letra. Es decir, hay una mezcla de funciones que se delimitan luego en el transcurso del siglo XX.

-¿Lo que escribía en las publicaciones en mención formaban parte de un mismo proyecto editorial?

Critica mucho a Norteamérica, pero también a Nuestra América. Critica todo lo que está mal y orienta el deber ser del hombre latinoamericano. Ese es el gran proyecto general, por encima de eso está el equilibrio del mundo.

Eso no tiene un despliegue periodístico porque es más bien una intención a ultranza, callada, silenciada. Necesita un hombre latinoamericano consciente de lo que quiere hacer y sumamente crítico con lo que está mal. Busca ese paradigma en todas estas publicaciones tanto para niños como para el lector adulto.

-¿Se pudiera hablar de rasgos estilísticos propiamente martianos?

Martí tiene un gran estilo que son muchos estilos. Sabe muy bien dentro de un estilo general perfilarse en cada género o según el destinatario. Eso se ve muy bien en las cartas a Manuel Mercado y a Enrique Estrázulas: el tono cambia totalmente.

Con Estrázulas el tono es más divertido, más superficial y con Mercado es siempre reflexivo, denso, amoroso. Son dos tipos de relación que se reflejan de manera diferente en la escritura.

Para él el destinatario marca el estilo. Por ejemplo, en La Edad de Oro busca un tono para los niños, en Patria para los cubanos, y en La América o en las “Escenas norteamericanas” para todos los hispanoamericanos.

Todas las metáforas sinestésicas que emplea son una gran premisa del estilo martiano. En las estructuras lingüísticas que usa está el sabor de lo que huele, el tacto de lo que suena.

Ese tipo de transposición, que es clásico de la modernidad, incide mucho en los textos martianos. También está el uso del color a lo parnasiano, pintar como el pintor, la gran máxima que le viene del estudio de los modelos parnasianos. Martí tiene un esteticismo militante, como advirtió el prestigioso intelectual cubano Cintio Vitier, fallecido en 2009.

Martí elabora la forma. La descripción en él es un regalo para todos los sentidos. Describe colores, texturas. Hace que su escrito sea fuerte, suave, música o pintura. Trabaja con las técnicas de todas las artes, que era el ideal de los parnasianos, pero no abandona nunca el proyecto ideológico. Este pudiera ser un rasgo que lo diferencia de muchos modernistas. 

También en América el modernismo tiene compromisos ideológicos. Antes solo se veía un movimiento afrancesado, pero eso se superó porque la crónica modernista trata problemas sociales. La poesía se queda más en lo sensorial, aunque aborda también lo social.

El proyecto martiano es de un esteticismo militante. En su opinión, cultivar la forma, crear un lenguaje nuevo para la subjetividad latinoamericana es tan importante como hacer la revolución. Martí es un libertador en el campo de la política y del lenguaje. Trabaja la lengua con absoluta conciencia.

Copia los mecanismos técnicos franceses. Por eso nosotros llegamos a un modernismo antes que todo el mundo porque el Maestro importa conscientemente esos mecanismos técnicos de transposición de los sentidos, de pintar como un pintor, creando superficies y sonidos.

Está tratando de crear una lengua para la solidez hispanoamericana, para la expresión del hombre latinoamericano e incluso porque sabía que vivía una época nueva que demandaba un lenguaje nuevo, una literatura nueva.

La urgencia de las repúblicas de América es específica y está más allá de entrar en la modernidad para hacer trenes, carreteras y progresar. Nosotros teníamos que crear un mundo nuevo, ya Europa tenía el suyo y llegaron a la etapa del capital, de los monopolios. Pero nosotros estábamos fabricando las repúblicas y un orbe nuevo.

El modernismo nuestro es un movimiento muy complejo que implica la entrada en la modernidad de muchos otros fenómenos. Significa un intento de autentificarnos, de legitimarnos a nivel universal.

Nosotros teníamos que construir el arquetipo del hombre latinoamericano. Todos sabían qué era un europeo, pero América todavía tenía que construir el paradigma del latinoamericano.

-¿Lo expresado en el ensayo “Nuestra América” está de alguna forma en estas publicaciones?

Sí, “Nuestra América” viene siendo el gran documento rector de la americanidad. Uno se pregunta cómo Martí hace un ensayo programático, político, educativo montado sobre imágenes. Es un texto eminentemente poético en el cual se transforma el lenguaje y se crea un sistema de imágenes: un imaginario americano.

Martí se detiene mucho en la colisión entre indígenas y españoles, ese momento dramático que lo reitera porque sabe que de ahí nace un imaginario que tiene que ver con los milagros cristianos y con la mitología aborigen.

Sabe que el imaginario y la mitología fundan una nación. Un país no se funda sólo por la acción patriótica, sino también a nivel de lenguaje, por la imagen. Un país tiene un imaginario muy poderoso que lo cohesiona. Martí hace una recopilación de todo eso,  y de eso hace poesía.

-En 1883 Martí dice que La América más que un periódico literario es un periódico útil. ¿Cuál es el concepto martiano de “periódico útil”?

Ahí existen dos o tres planos de significación porque uno pudiera pensar que Martí desdeña el conocimiento literario en pos del conocimiento científico o que opone lo útil a lo literario, pero eso pertenece a una polémica de la época. Martí tenía una cruzada contra la educación excesivamente literaria porque se imponía la necesidad de una educación tecnológica.

Se necesitaba una educación que pusiera al ser humano a trabajar, a crear riquezas, por tanto, iba quedando atrás toda la retórica y poesía de adorno proveniente del Medioevo. 

Nosotros éramos educados por España y teníamos esa filiación retórica, literaria que había que eliminar: esa es la batalla de Martí y a ese nivel es que se puede oponer lo útil y lo literario. Pero el Apóstol en el campo de la creación literaria no separa jamás ciencia de literatura ni ciencia de lenguaje.

Le parecen que son cosas imprescindibles totalmente. Dice que La América debe ser un periódico útil siguiendo ese criterio de utilidad que no prescinde de lenguaje bello, de estilo, de poesía. 

Para el Maestro era mejor ser poeta en actos que poeta en versos. Su ideal sería que cada acto de los hombres fuera como un poema, bellamente pensado y trabajado, o sea, que el concepto de belleza y utilidad se uniera.

Sin dudas en su época había que hacer una cruzada por lo útil, como tal vez en nuestro tiempo haya que impulsar una cruzada por la poesía y dejar a un lado la utilidad pedestre, el exceso de pragmatismo y de consumo. Cada época tiene sus urgencias.

-En el artículo que usted dedica a La América, por qué se pregunta si era un periódico de anuncios.

El periódico declaraba ser de anuncios, sin embargo, Martí lo va a convertir en humanista, de carácter formador del hombre latinoamericano en todos los sentidos. Martí supera la categoría de periódico de anuncios.

Hay un estado de discusión, un enjuiciamiento crítico de lo que debe y no debe ver el hombre latinoamericano, lo que debe tomar y lo que no, de cómo debe comportarse el hombre ilustrado y el empresario estadounidense, cómo debe educar a sus hijos.

-¿Cómo valora el manejo y contraste de las fuentes estadounidenses, europeas y latinoamericanas empleadas por Martí en su proyecto?

Martí tiene un juicio crítico muy universalista. Dice algo sobre la literatura que lo aplica en todos los campos de la vida: la mejor manera de no depender de una literatura es estudiarlas todas. Tiene una capacidad de estudio y de lecturas impresionante. No se conforma con lo que le diga una fuente: él compulsa las fuentes. La comparación tiene mucha importancia en todos los procesos del conocimiento y el Maestro la usa como método.

Al final no se queda con ningún modelo tal cual, sino que los procesa creativamente. La lectura creativa es el último grado de lectura después de la lectura crítica. Martí lee creativamente, enjuiciando y proponiendo su propio proyecto.

-¿Qué le sugiere el principio editorial de adoctrinar sin parecerlo, según lo expresado por Martí en el reverso de la contraportada de la revista La Edad de Oro?

Esa es una de las grandes sabidurías del Apóstol. La lengua no puede ir dirigida a machacarles a las personas cosas de las cuales no están convencidas.

Por la vía de la emoción, la identificación, el entusiasmo y la participación es que se puede educar; nunca machacándole al otro un evangelio memorístico y de consignas vacías. Martí sabe que así no se puede educar a nadie.

Si el objetivo es enseñar algo, se debe hacer de una manera humanista, integral, disparando la emoción y la comprobación. No debe emplearse un diálogo esquemático porque eso provoca rechazo.

-¿Qué es lo que le apasiona de la sección “En Casa” del semanario  Patria?

Todas las publicaciones que se empiezan a producir en el siglo XIX  solían tener secciones a través de las cuales se conversaba con el público: un espacio de correspondencia o de crónicas sobre la boda de tal señorita o el bautizo de fulanito. Esas columnas se escribían para ostentar y para darle gusto al que paga el anuncio o para congraciarse con alguien de poder del interés del medio de prensa.

Sin embargo, Martí transforma todo eso para hacer una sección que nombra “En Casa”, con lo cual ya está dándole una dimensión entrañable, la casa del hombre es su segundo cuerpo, ya el título solo merece un estudio porque no pone crónica social ni cualquier otro título usual en aquel entonces.

-¿Para seleccionar el nombre de esa sección, Martí habrá considerado que los emigrados andaban con la casa a la espalda?

Es posible porque Martí, como poeta, nombra polisémicamente porque tiene mucha inteligencia, sensibilidad y cultura. Él inconscientemente pone un nombre y uno le puede dar ocho lecturas.

Martí se sitúa en un lugar de enunciación entrañable que es la casa y además no va a hacer crónica social, sino un espacio para crear lazos de afecto y de conocimiento entre los hombres que van a hacer la guerra del 95. Su objetivo era levantar la moral, construir un orgullo y un sentido de pertenencia hacia lo cubano y lo latinoamericano.

La sección tenía un sentido ecuménico, comunitario. Allí escribe sobre un bautizo o un concierto que ofrecerá una cubana. Teje emociones y afectos en una dimensión espiritual del periódico, en un nivel muy llano porque al hombre humilde el discurso le llega primero a través del corazón, de los afectos de su comunidad.

Quizás al hombre común no le dice nada que le hablen de alguien que cayó en combate hace 20 años, pero sí cuando le hablan de la muerte de la hija del vecino o que su vecina es la pianista.
  
-Martí en “En Casa” habla de que muchos emigrados nombran Patria a sus hijas. En esa misma sección conceptualizó “Patria es humanidad”. ¿Cómo valora que en ese espacio del semanario haya enunciado tal definición?

Martí le está pasando doctrina al público en una cuerda totalmente emocional, de las cosas cotidianas y eso es muy efectivo, eso completa al semanario Patria de una manera increíble.

-¿Qué opina sobre el hecho de que el Apóstol haya sido el corresponsal de la propia guerra que preparó?

Martí es un hombre total en ese sentido. Tiene que haber tenido un ego fuerte para aguantar tanta calumnia. Tiene que haber estado convencido de sus posibilidades, no cabe duda. Con toda la sencillez del mundo, pero estaba persuadido de lo que podía y debía hacer.

Tenía que trabajar en todos los frentes. Esa es una de las urgencias y necesidades, ¿quién podía hacerlo mejor que él? Era un gran comunicador social. Sabía qué puntos tocar y con quién comunicarse. Era un saber que tenía él ¿a quién se lo iba a confiar? Otros podían colaborar, pero el debía llevar los hilos.

Martí va a la guerra porque tiene que ir. Debía respaldar con los hechos todo lo que había dicho. No concebía haber convocado a una contienda sin participar en la misma.

Lo que más pesaba no era su trabajo como combatiente, porque eso lo había podido hacer otro. Había miles dispuestos a hacer eso, y que sabían tirar tiros mejor que Martí probablemente. El ir a la guerra para Martí era más bien una dimensión moral, una legitimación social, que él sabía que tenía que hacer porque tenía campañas en contra.

Es una pena que haya caído en combate tan pronto porque la tarea más importante era esa, la que casi nadie sabía hacer: la labor organizativa. Poseía el nivel, la personalidad y el conocimiento para desempeñar esa función. Uno no puede decir nada definitivo porque las cosas son como son, y no como uno quisiera que fueran, y no sabemos cómo hubieran sido de otra manera.

Nadie tenía el sentido de servicio y urgencia, ni la claridad desde lo civil que tenía Martí para con los jefes de la guerra.

-¿Se pudiera afirmar que en las cuatro publicaciones dirigidas por Martí hay un nivel de coherencia programática?

Sí, hay una coherencia programática cerrada porque Martí es como un universo analógico. Cada veta de su obra refleja todas las demás. Tomas un poema suyo y refleja toda la obra. O vas a alguna de estas publicaciones y refleja las demás. Hay una coherencia impresionante en toda su creación.

Martí tiene un despliegue de una universalidad mental impresionante. Uno se pregunta cómo puede. Es el lado opuesto a lo esquemático. Entre los esquemáticos y Martí estamos todos los demás. Con un poco más o menos de esquemas porque todos tenemos.

En un momento de su vida expresa que la escuela y el hogar son las dos cárceles formidables del hombre. Cuando uno oye eso piensa que lo ha dicho un anarquista, pero no fue así. El hogar y la escuela son los dos esquemas que te determinan como ser humano. Hay quienes vienen de un hogar desgarrado y esas llagas lo acompañan siempre en su vida.

-Como las tuvo él de su hogar…

Así mismo. Pero Martí sobrepasa de manera casi sobrenatural todo eso. Sencillamente él se puede poner por encima. Eso se lo debe a un cerebro maravilloso, a unas capacidades mentales increíbles, y a una vocación de servicio que es la de un santo.

 

ANTONIO MACEO: UN ATENTADO A DESHORA (LO QUE PATRIA DEJÓ IMPRESO)

ANTONIO MACEO: UN ATENTADO A DESHORA (LO QUE PATRIA DEJÓ IMPRESO)

Lic. RANDY SABORIT MORA,

Profesor de la Facultad de Comunicación,

Universidad de La Habana.

Sábado en  la noche a la salida del teatro en una ciudad latinoamericana.  Todo en calma, hasta que agentes españoles desenfundan sus armas. Uno, dos, varios disparos. ¡Maceo! Es la noche del sábado 10 de noviembre de 1894 a la salida de un  teatro en San José,  Costa Rica, y  el General Antonio, ¿herido o muerto?

En Cuba cuando alguien lo comparan con Antonio Maceo le están diciendo hombre en grado superlativo. Aquel mulato que se graduó de hombre bajo la lluvia y las balas  de la guerra se le conoce también como el protagonista del grito de Baraguá que acalló la astucia del General español Martínez Campos. Es el Titán de Bronce  para todos los cubanos porque en su cuerpo soportó hasta 27 heridas, una de ellas la recibió  próximo al inicio de la guerra del 95.

En la mañana del sábado 10 de noviembre de 1894 PATRIA había circulado  de manera habitual por distintos puntos de la emigración. Sus páginas, obviamente,  no podían prever el suceso de aquella noche; pero había que saber si el General estaba  vivo o muerto. Desde el domingo el semanario vivía en la desesperación  por obtener noticias para informarlo al público el sábado siguiente. La semana transcurría entre el telégrafo y las cartas:

Amigo muy querido, así comienza la misiva que Martí le enviara al General oriental el 17 de noviembre, y continúa: ¿Cómo no me contesta los cables? ¿No se imagina mi ansiedad? ¿Herido, y le pregunto cómo sigue y no me dice? ¿Qué digo a cuantos me preguntan? ¿Y este cable, que precipita mi vuelta a Nueva York  y no logro entender?  En la misma fecha de la carta PATRIA informaba del suceso, pero no publicaba todos los detalles porque no los tenía a mano, se evitaba levantar falsas expectativas,  era preferible ser serios y oportunos en las reflexiones. La objetividad era una de las premisas editoriales del periódico.

La epístola en cuestión continúa: ... siendo usted el hombre independiente y viril que es, puede faltarle algo, pasado mañana lunes a primera ocasión, le enviaré $200.00 (dólares), no se me vaya a ver en la necesidad de adelantar algo y no tenerlo. Acá quedo en mi absoluta decisión. Pendemos de Gómez y la Isla solo exige, entusiasta y dispuesta, que designe  fecha precisa e inmediata. Todo está a punto - ¡y el vapor, ya demorado tres veces, no llega hasta fin de este mes! ¿Qué hacer?

De la preocupación por el hombre imprescindible que es Maceo se pasa al desasosiego constante por la guerra impostergable. A Martí le preocupaba que el dinero levantado con sacrificio pudiera perderse. El autonomismo en la Isla estaba en descrédito, las Reformas de Maura no eran la solución: ...a usted previsor, a usted con quien he juntado pecho de hermano- a usted cubano y hombre, me dirijo principalmente, para que me ayude en mi sobriedad, salvemos de todo peligro lo que nos quedaría de haber errado ahora (...) ¿Y de usted? ¿ de su herida?¿ qué fue, que no me responde, y firma el cable Tomás Deru? Lleno de ansiedad escribe, en la prisa de un tren.  Así concluye.

Mucho hizo PATRIA para que en la edición del sábado 17 de noviembre de 1894 -el número posterior al 10- se publicara la noticia de lo ocurrido a Maceo, al menos en tercera plana  y de forma escueta.  Se trata de un Extra con lo más reciente tomado de un despacho fechado en San José, Costa  Rica un día después del atentado. Con esa noticia -Alcance al número 136, como enfatizara el semanario- se daba paso a los comentarios de los diversos periódicos que citaría la publicación en el próximo número del 24 de noviembre.

En esa entrega (no. 138) la foto de Antonio Maceo aparece en portada. Los trabajos periodísticos que abordan el atentado cubren columnas desde la primera hasta la tercera plana.  El acontecimiento conjuga  los valores noticia -proximidad, interés humano, consecuencia- que demandan un tratamiento exclusivo.  Reiteramos que Maceo sería uno de los  jefes principales de la  guerra que se preparaba. El gobierno español de entonces pretendía retardar la contienda. Casi dos páginas con informaciones de periódicos costarricenses y españoles para develar de la manera más objetiva  posible los antecedentes y circunstancias del  hecho, sin especulaciones.

En primera plana permanecen las secciones fijas sobre las Bases del Partido Revolucionario Cubano (PRC),  el Directorio del PRC y la relación de Clubs. La foto de Antonio Maceo ocupa el extremo superior de la columna más a la derecha. Un bandolero antecede en el orden jerárquico de la plana a  El atentado de San José de Costa Rica (sus precedentes y el relato del suceso). ¿Qué hilos editoriales  los relacionaba?   El primer artículo se publica sin firma, pero el lector  puede percibir que detrás  de los argumentos expuestos está la capacidad analítica de  José Martí. Realmente le pertenece: Más bandolero es quien roba honras que quien roba bolsos (...) Más bandolero es aún quien roba honras útiles a la patria que quien roba honras privadas...

Un bandolero da cuenta  de cómo alguien en La Habana ha difamado sobre la relación entre Maceo y Martí.  Se dice que  aquel  suministra dinero a este (no cientos sino miles). PATRIA precisa y aclara. Deshace la calumnia con la verdad sustentada en razones.

El atentado de San José de Costa Rica reúne una serie de trabajos que dan seguimiento al tema. El porqué tantos periódicos como fuentes, más allá de las entrelíneas queda explícito en el propio texto: De los periódicos mismos, sin necesidad de acudir a cartas cuya imparcialidad pudiera ponerse en duda, resulta el relato íntegro que PATRIA extractará solo para que la relación sea hecha en el lenguaje y con los hechos indiscutibles de los diarios del lugar.

Por estos días Martí da orientaciones editoriales precisas a Sotero Figueroa, el impresor puertorriqueño, para que priorice lo referido al atentado a Maceo: Si quiere prestar a PATRIA un verdadero servicio, ponga a trabajar a toda su gente de manera que salga, hoy y si es posible, mañana muy temprano, el número con todos los documentos del caso Maceo. Usted calcule cuánto urge. ¿Podrá usted hacer algún esfuerzo?- Ahí van 4 y medio  (de cuartillas)- medio más escribiré sobre esto, 2 envié a usted esta mañana, una debe estar ya: son ocho, -y media más de fondo, podemos salir (...) PD:Suspenda, pues lo de Gonzalo.(1)

Se ha citado hasta la posdata porque también ella revela cómo Martí piensa el periódico y sugiere las prioridades a tener en cuenta.  Hay que dar la importancia que merece el atentado. El espacio de PATRIA no alcanza para publicar todos los artículos que esperan. El  de Gonzalo aborda un tema clave: la propaganda temible que en los hogares de emigrados cubanos se hacía en contra de la guerra. Pero lo de Maceo no podía postergarse.  Lo de Gonzalo de Quesada  se publicaría en el  número siguiente.

PATRIA tuvo que ofrecer todos los comentarios y versiones a su alcance para que sus lectores, ansiosos hacía dos semanas, pudieran  formarse un criterio sobre el suceso. Mucha debió haber sido la intriga y las especulaciones. Tocaba  a PATRIA orientar. Después de publicado el número del 24 de de noviembre, Martí escribió a Maceo:

Al fin supe de usted  sé que por su noble herida me lo quieren más. ¿No me ha sentido en estos días cerca de usted al lado de su sillón? ¿A  qué hablarle de lo pasado? Ya eso es pasado y usted está en plena salud. ¿De qué le vale si no el cariño que a mi alrededor le muestra todo el mundo, la ansiedad con que se han estado esperando noticias, la alegría con que han sabido las que por las cartas de Loynaz supe ayer, y PATRIA publica hoy?

En el atentado a Maceo murió un español de nombre Isidro Incera. PATRIA cita  una pequeña nota  de título España y Cuba tomada  de El Pabellón Liberal de Costa Rica, decía: Ojalá la sangre de Isidro (2) el bueno y Maceo el valiente sean vínculo racional, que una  entre nosotros en la mayor  armonía a los hijos de la Península con los de la Perla de los mares.

PATRIA se hizo eco de ese mensaje en busca la concordia que debía existir entre cubanos y españoles como vencimiento de todo odio. Idea que  había defendido ese periódico desde que apareció un 14 de marzo de 1892.  

Notas:

(1) Carta a Sotero Figueroa: Nueva York, noviembre de 1894.

(2) Isidro Incera fue un comerciante español que murió   a causa de los tiros de un grupo de españoles, la noche del 10 de noviembre de 1894 cuando el atentado a Maceo.

 

EL "ÚLTIMO ENERO" DE MARTÍ

EL "ÚLTIMO ENERO" DE MARTÍ

Lic. RANDY SABORIT MORA, 

Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

El alzamiento previsto para fines de diciembre de 1894 no pudo concretarse. Comenzaba un  año nuevo que no podía envejecer en la espera. El teatro de operaciones en Cuba exigía la puesta en escena de la segunda parte -tal vez final- de la obra iniciada el Diez de Octubre basada en hechos reales. Ciento veintinueve Clubs Revolucionarios en la emigración. Ni un minuto más. Es Hora.

Una noticia congeló el enero neoyorquino de 1895. La frialdad atravesaba todos los centros de emigrados. "El plan de Fernadina ha fracasado", corría de boca en boca. Los obstáculos del camino recorrido habían formado al periódico PATRIA y al Partido Revolucionario Cubano en la filosofía de padecer es triunfar (1). Sin embargo, era difícil asumir el peso del fracaso. ¡Cuánto dinero reunido! Pese a todo, había que sacudirse el desánimo. Había que seguir marchando. ¿Cómo informar del suceso?

LOS TRES VAPORES

El "LAGONDA", el "AMADIS" y el "BARACOA"

Del "World" de New York:

"Llevaban armas para un ejército."

"Ciento cincuenta cajas de pertrechos de guerra, enviadas a Fernandina."

"El BARACOA estaba contratado para llevar de una de las Antillas a otra 200 trabajadores, e instrumentos y ferretería para ellos."

Lo anterior lo publica PATRIA en primera plana el 19 de enero de 1895. Lo novedoso es que lo hace en voz de un periódico neoyorquino. ¿Por qué acude el semanario a una  fuente para informar lo acontecido? Es que Martí  no sabía nada  de eso, él no podía aparecerse con un artículo donde explicara lo que le había ocurrido a tres barcos que iban para Cuba. Tenía que darse la noticia, pero no por él. Asumirlo sería ilegalizar el Partido y desintegrarlo (2), considera la Dra. Diana Abad Muñoz.

Desde la segunda semana de enero de 1895 lo referido a Fernandina fue noticia en la prensa norteamericana. Esto despertó la curiosidad entre lectores españoles, americanos, latinos y cubanos. Más allá de algunos artículos en que le da vueltas al tema,  realmente Martí nunca publicó en PATRIA un informe a los cubanos. Informar sobre este asunto habría significado quemar sus fuentes  abastecedoras de armas. Habría tenido que confesar cómo  se pudo comprar todo en el mayor secreto (3), precisa el Dr. Pedro Pablo Rodríguez.

El semanario, para evitar especulaciones, cerró la información con mucho tacto periodístico: Y del destino de los tres vapores de armas unos dicen que era "la flotilla" para Venezuela otros que  para Centro América, otros dicen que  para Colombia; -y otros dicen que para Cuba. Y si hubiera sido, suponiendo que ese esfuerzo hubiera sido para Cuba, la isla juzgaría por él qué servidores tiene: ¡y PATRIA sabe con qué bravura, y con qué resurrección respondería a este quebranto pasajero, el invencible corazón cubano! Aliarse al "se dice" fue la estrategia periodística empleada por el periódico para sugerir sin ser demasiado explícito.

El último PATRIA que Martí  dirige antes de partir a la guerra fue el del 26 de enero de 1895. Es en ese ejemplar, casualmente,  donde queda impreso el trascendental concepto de patria es humanidad. En la primera  crónica de la sección En Casa, dedicada a la Revista Ilustrada Dominicense se lee:...Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad, que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer.

Que Martí haya escrito esa reflexión  en enero de 1895, no quería decir que se le hubiera ocurrido el día antes. Fue el resultado de un largo proceso de  pensamiento que comenzó desde los días primeros de su formación en el Colegio San Pablo como alumno de Mendive, al recibir la herencia de Valera y de Luz, enfatiza el profesor Jorge Lozano Ros.

Sobre el significado de este concepto, el Dr. Cintio Vitier advierte: La concepción martiana de que la patria es humanidad debe tratarse en toda su extensión y magnitud. La patria no es toda la humanidad, sino la parte de la humanidad más cercana a nosotros, especifica Martí a renglón seguido. Es un sentimiento universal porque toda la humanidad así lo desea.

En el mismo número del 26 enero de 1895 el semanario hizo determinadas advertencias editoriales, más bien reiteraba: De lo que en Cuba se haga por la guerra a PATRIA nada cumple decir: su deber ha sido conocer la verdad, y prepararse a las consecuencias de ella. Después  de un preámbulo, algo más extenso, el semanario pasa la  palabra al periódico habanero La Lucha para que informe sobre la Sorpresa de las armas en Cuba-en Matanzas (4).

La publicación permanece atenta a Las Noticias en Cuba y la impresión de los españoles (5). Ni azuzar, ni exagerar, ni mover la curiosidad pública a costa acaso de mayor servicio es el deber de PATRIA, enfatiza desde la primera línea y otra vez permite que sea La  Lucha quien hable. Ahora se acentúa  que los españoles en Cuba, incluso algunos que en otros momentos rechazaban la guerra, en la nueva coyuntura la aplauden, solo porque consideran que de ella derivarán tiempos mejores.

No desmayar (6) en el  contexto de amarga Fernandina es un llamado  imprescindible para levantar el ánimo. Lo curioso, es que está dicho en  la voz   de El Porvenir, el periódico dirigido por Enrique Trujillo. PATRIA publica el editorial de manera íntegra. Las ideas de PATRIA habían llegado lejos en sus casi tres años de labor constante.  

Martí cumple 42 años en Nueva York. Le quedaban horas en aquella tierra. El 29 de enero confesó a Serafín Sánchez la inquietud serena que lo embargaba:...Inquieto, pero lleno de fuego, y de fe sensata en la cercanía y posibilidad de nuestra obra, por sobre los muchos obstáculos que se le oponen, muchos de ellos por mi vadeados en silencio. Martí celebró su "último enero": cerrando planas y haciendo Patria.

Notas:

(1) Así se lee en el editorial   Los sucesos del Cayo en marcha, publicado en PATRIA el 31 de marzo de 1894, número 105.

(2) Dra. Diana Abad en entrevista concedida al autor, martes el 11 de abril de 2006.

(3) Dr. Pedro Pablo Rodríguez en entrevista concedida al autor, jueves  6 de abril de 2006.

(4) Bajo ese título publica PATRIA, en el número 146 del 26 de enero de 1895,  lo reportado por el  periódico habanero La Lucha  sobre  una expedición  que ha desembarcado por Matanzas.

(5) Bajo este título publica  PATRIA, en el número 146 del 26 de enero de 1895, cómo  los españoles radicados en Cuba recibían  la noticia de la nueva guerra.

(6) Editorial de El Porvenir escrito por Enrique Trujillo,  publicado por PATRIA en el número 126 del 26 de enero de 1895. 

 

PATRIA: a tiempo y en tiempo

PATRIA: a tiempo y en tiempo

Lic. Randy Saborit Mora,

Profesor de la Facultad de Comunicación

de la Universidad de La Habana. 

PATRIA: nombre y concepto. Así, sin apellidos, bautizó el Apóstol aquel periódico escrito para siglos desde la modesta oficina de 120 Front Street en Nueva York. El PATRIA martiano armonizó propaganda y publicidad para convertirse en un semanario que hizo periodismo de intencionalidad propagandística con todos y para todos los cubanos que sintieran que solo el amor y la unión podían hacer posible que en Cuba, después de una guerra justa, se pudiera construir la república de la patria.

El Señor Director, como  identificaban los lectores al Maestro, era el guía de los apasionados patriotas cubanos y puertorriqueños en la emigración. Después del 14 de marzo de 1892  cuando nacía una criatura impresa cada sábado se pensaba en gestar la próxima. En momentos de sueños por conquistar había que estar  bien despiertos. Había que aliarse al tiempo. A tiempo y en tiempo, con verbo seguro, orientó el PATRIA a su público.

Cada acontecimiento del contexto probó al semanario en el periodismo y la política, como se demuestra de manera singular con  el empleo  acertado de  periódicos-fuente para  mostrar en voz de influyentes diarios neoyorquinos -el Herald, el Sun o el World-  lo que era eje temático de su orientación editorial. Aquel semanario dio eficaz tratamiento periodístico a diversos temas de singular relevancia para el futuro de PATRIA, la de papel y la que  habría que conquistar para volver a estar  En  Casa (1). Martí, con probada clarividencia política y destreza periodística pautaba la orientación editorial de un  periódico fundado para juntar y amar (2) sin intenciones de lucro.

A acabar la obra del Diez de Octubre. Con todos, para el bien de todos. Ese será el lema de mi vida. Ese será el del periódico. Esto confiesa el Apóstol en carta a Serafín Bello, el 12 de octubre de 1889. En esas palabras se resume la esencia  de la agenda editorial del PATRIA que nacería dos años y medio más tarde. Sin embargo, una confesión política de tan alto compromiso nunca aparecerá en el  cabezal de la publicación. Solo si se leemos con atención cada línea sentiremos que el plural espíritu del con todos  era lo que levantaba aquellas cuatro planas.

Desde el primer número PATRIA hace explícito en el décimo párrafo de Nuestras Ideas, texto que sintetiza buena parte de los principios editoriales del semanario: Para todos será el beneficio de la revolución a que hayan contribuido todos, y por una ley que no está en mano de hombre evitar, los que se excluyan de la revolución, por arrogancia de señorío o por reparos sociales, serán en los que choque con el derecho humano, excluidos del honor e influjo de ella. El honor veda al hombre pedir su parte en el triunfo que se niega a contribuir. (O.C, 1, 320).

Con todos, para el bien de todos no fue un pensamiento que se  le escapara al Maestro en una carta o en un discurso,  ni tampoco fue obra del azar divino hacerlo explícito en Nuestras Ideas, el programático editorial del número primero. Cuando Martí escribía o hablaba sabía el alcance político del concepto esculpido como frase elegante y bella. El Delegado programaba el mañana desde el presente,  de ahí la coherencia política entre las ideas que  sembró a tiempo y en tiempo por diversos puntos de la emigración.

A partir de 1889 Martí hace explícito en sus epístolas la urgencia de un periódico para impedir a tiempo los peligros que se hacían más evidentes después de la Conferencia Americana. Aunque la falta de presupuesto retardó la salida del impreso, surgió en un momento oportuno y necesario, posterior a la aprobación de las  Bases del Partido en el Cayo y Tampa en enero de 1892, y en medio del disenso con Enrique Collazo, que ratificó al Apóstol como guía del movimiento independentista.

Tres de los cuatro editoriales del  número primero, que sintetizan el programa político y periodístico del semanario, emplean la primera persona del plural desde el título para implicar a los que recibían el mensaje: A Nuestra PrensaA Nuestros LectoresNuestras Ideas. Acerca de la repercusión de este último Martí escribiría después del 14 de marzo de 1892:... ¿Y del periódico? Ya ve que no puede darse por constituido hasta que no he querido usar para apremiar, ni darle color de padre maestro. Le pedí artículo. Acá se saben de memoria "Nuestras Ideas". Tengo, para que regale, unos doscientos discursos, o 150, que le van con el próximo número... (E, III, 64). Fue práctica de PATRIA  hacer plurales sus lineamientos políticos ante cada suceso del contexto.

Las ideas que el semanario calificó como nuestras desde el primer número coinciden con las expresadas en los Discursos del Diez de Octubre celebrados entre 1887 y 1891; así como las de  Con todos, y para el bien de todos del propio año. Desde el periódico se reflexionaba sobre los mismos tópicos, apoyados en fuentes diversas, para demostrar al lector la capacidad de los cubanos para hacer la guerra y constituir la república, lo inútil del dominio colonial español en la Isla, así como la inviabilidad de las reformas autonomistas y de las propuestas anexionistas como solución a  los problemas de Cuba.

Las Bases del PRC, los Clubs Revolucionarios, y el Directorio del Partido fueron secciones fijas desde las que PATRIA fijaría conceptos  políticos. Su ubicación en primera plana semana tras semana evidencia la relevancia que otorgaba el semanario a hacer público el programa por el que se regía el partido, así como el  creciente número  de clubs que lo fueron asumiendo.

Desde el primer número PATRIA hace pública las Bases del Partido Revolucionario Cubano, sobre las que se sostiene el programa político. El semanario las prioriza todas las semanas, salvo contadas excepciones, en  la columna izquierda de la primera plana; el espacio más privilegiado del periódico teniendo en cuenta que se lee de izquierda a derecha. Además, la portada es el espacio más visible a los lectores: Ni una línea se escapa: empiezo por las Bases del Partido Revolucionario Cubano, y continúo leyendo hasta llegar al último renglón, que encierra, por cierto, pensamiento magnífico. (3)

Es curioso como cada uno de los  nueve artículos de las Bases comienza con el sintagma nominal El Partido Revolucionario Cubano...., después siguen los verbos, (reunirá, se constituye, cuidará), es decir la  acción. Cualquier lector  medianamente astuto, pudiera establecer vínculos políticos entre el periódico y el Partido Revolucionario Cubano. Sin embargo, PATRIA en el sumario de las Bases es clara y oportuna cuando acota: propuestas por encargo de la emigración de Tampa y por los Clubs cubanos  y puertorriqueños de New York, que este periódico acata y mantiene. Tal acotación es sustituida posterior a la proclamación del PRC: propuestas por encargo de la emigración de Cayo Hueso, y proclamadas unánimemente por las Emigraciones Cubanas y Puertorriqueñas, el 10 de de abril de 1892. No se adultera la realidad, así había acontecido; pero todo a su debido tiempo.

PATRIA no es el órgano del PRC. PATRIA es uno de los periódicos del PRC, no es el único periódico cubano en Nueva York. El Porvenir circula en la misma ciudad y no ha dejado de salir (4), aclara la Dra. Ana Cairo Ballester.

Las  Bases del Partido Revolucionario que asumía el periódico pudo  ser el  pretexto para que Enrique Trujillo insinuara que PATRIA era órgano del aún no proclamado PRC. En el segundo número el semanario responde de manera elegante y precisa a la observación  de Trujillo, el independentista que entre el 3  y el 7  de febrero de 1892 -¡cinco días¡- preside el Club José Martí creado en Nueva York (5). La pequeña nota precisa:

La aparición de PATRIA  como órgano presunto de un partido que está  aún en creación, sería un acto de premura pernicioso y punible (...) El partido, una vez creado, hallaría medio  de que cundan Ias ideas beneficiosas al país. PATRIA no  necesita,  sino el triunfo de la virtud en los corazones cubanos. PATRIA reitera su estimación de todo lo que hay de generoso en los conceptos entusiastas con que El Porvenir comenta sus ideales. (6)

En ese segundo número el periódico aclara lo anterior y  por primera vez no se publican las Bases, suceso notable si se tiene en cuenta que hasta junio de 1895  eso ocurriría de manera excepcional. Puede ser que PATRIA hubiera querido demostrar que sin Bases también podía publicarse, lo interesante es cómo el semanario aprovecha el espacio para ubicar un tópico de máxima relevancia según sus propósitos editoriales, La Agitación Autonomista, que en  uno de los  párrafos se lee:

La política es una resolución de ecuaciones. Y la solución falla cuando la ecuación ha sido mal propuesta. Si la revolución tuviese por objeto mudar de manos el poder habitual en Cuba, o cambiar las formas más que las esencias, caería naturalmente la obra revolucionaria (...) La guerra se ha de hacer para evitar las guerras. (7) Después de leer esto, ¿quién pudiera afirmar que no se publicaron las Bases del PRC en el segundo número del 19 de marzo de 1892?

PATRIA elabora tesis en cada trabajo periodístico que va publicando; en un artículo por ejemplo: La política es el deber de hijo que el hombre cumple con el seno de la madre; la política es el arte de hacer felices a los hombres (O.C, I, 335). También desde una crónica que finalizaba con lo que  se leía en la papeleta de suscripción de un emigrado: Nombre: Manuel Montero; Nacionalidad: Cuba; Religión: Yara. (8)

La constitución de uno de un órgano democrático debía partir del consenso, nunca de la imposición: El Partido no puede darse por constituido hasta que no lo hayan aceptado la mayoría de los clubs de las emigraciones. La aceptación provisoria por los presidentes de los clubs, aunque casi decisiva, y más con lo de la noche de adiós, no puede tenerse como oficial hasta que los clubs no lo ratifiquen. (9) (O.C, 1, 352).

En varios  textos periodísticos, desde el primer número,  se menciona al partido revolucionario cubano, y una semana antes de su proclamación se conceptualiza en un editorial bajo el título homónimo: Y lo primero que se ha de decir, es que los cubanos independientes, y los puertorriqueños que se les hermanan, abominarían  la palabra  partido si  significase mero bando o secta, o reducto donde unos criollos se defendiesen de otros: y a la palabra partido se amparan, para decir que se unen en esfuerzo ordenado, con disciplina franca y fin común, los cubanos que han entendido ya que, para vencer a un adversario deshecho, lo único que necesitan es unirse.

Proclamar el partido no era una opción para los emigrados. Debía contarse con una organización que posibilitara al cubano ensayarse como ciudadano, con deberes y derechos. Con capacidad para elegir y opinar. En Cuba los contrarios a la independencia estaban nucleados en partidos:...Ya hoy mismo pueden los cubanos enemigos de la revolución, los cubanos autonomistas, decir como han dicho en su última asamblea que ellos son la única fuerza organizada que vela por el país, y hay que pasar por la vergüenza de no contestarles, porque nosotros no nos hemos organizado aún, y es verdad que ellos son la única fuerza organizada. (O.C,1, 348).

PATRIA en el número correspondiente al 10 de abril de 1892 publica textos e imágenes del relevante hecho histórico que fue Guáimaro. Los grabados de Céspedes y Agramonte  aparecieron en la segunda página del número mencionado, pero ¿por falta de relevancia periodística? En portada aparecían las Bases y cada uno de los artículos de la Constitución  de Guáimaro, la primera de la República en Armas. ¿Qué debía tener más prioridad?

Aunque el semanario no estuvo en el lugar del suceso, sus líneas llevan al lector hacia el escenario de aquel pueblo camagüeyano. ¿Qué hizo PATRIA para tener la primicia el día de la proclamación del Partido? Se auxilió, como en muchas otras ocasiones,  de una mano amiga y de otro periódico fundador: Está en pie su promesa de dejarme copiar, por mi mano o por mano segura el "acta" famosa del 10 de abril. Y aquí le envío al mensajero para que si es posible me le dé autoridad de copiar esta tarde, o sino, me le fije hora en que, bien solo, bien conmigo, a eso de las seis o las siete, -porque a las 7y 1/4 ya soy esclavo,-pudiera ir a copiarle la parte que se refiere en ese número de El Cubano Libre a la proclamación. (10) (OC, 1, 362)

De la cantidad de ejemplares que publicaba el semanario se tiene constancia por una carta de Martí a Serafín Bello: Por todo lo del periódico, hosanna y aleluya. Ya Agramonte sabe, y tira 1.500. Como Vd., creo necesaria a reimpresión del primer número. Del discurso, que me costó un platal por la prisa, no veo cómo (...) No se gasta dinero inútil. No recojan dinero para cosas no estrictamente necesarias. Recojan almas. (11) (O.C, 1, 373-374).

El periódico nunca hizo explícito en el machón  el cargo de director. Sin embargo,  los lectores que sí suponían  de su existencia dirigían sus cartas a ese responsable, aunque se especificara que debían enviarse a los distintos administradores que tuvo el rotativo. El Delegado firmaba los documentos oficiales que se publicaban, pero nunca sus textos periodísticos, solo cuando se trataba del prólogo de un libro. El Maestro dirigía la redacción del semanario desde su oficina neoyorquina, en un viaje de trabajo o desde la guerra.

Tres temas fundamentales priorizó PATRIA en sus páginas, es lo que denominamos trilogía temática: unidad-guerra-república. El partido era el núcleo político de unidad factual desde el que se ensayaba la futura república que solo podía alcanzarse apelando al medio guerra. A nada de eso escapa el periódico que se especializó en propagar esperanza y serenidad, en tiempos de Nortes peligrosos y  de república por fundar.

La unidad convertida en Partido Revolucionario Cubano era el vehículo  de aquel presente para emplear el  medio guerra en un futuro inmediato y dar república a la patria  después de  lograda la independencia. Ninguna de las   anteriores líneas temáticas escapará a PATRIA - nombre de letras mayúsculas siempre impreso en el periódico-, que dio alto significado a ese concepto abarcador.  

PATRIA fue un ejército de dieciséis columnas: en la vanguardia las Bases del Partido Revolucionario Cubano, y en la retaguardia los anuncios que financiaban el próximo combate verbal.  PATRIA  fue un soldado que se armó de palabras.

PATRIA y publicidad: convergencia en el horizonte editorial

Martínez Albertos (1991: 20)  sostiene que el anuncio o publicidad comercial tiene como fin una marcada línea entre los consumidores en un régimen de mercado competitivo. El  decir de los textos  periodísticos es diferente al de los anuncios publicitarios, sin embargo el significado de esa manera peculiar de comunicación debe considerarse cuando se analiza un periódico en su conjunto.

PATRIA se desenvolvió en un contexto, cuna del célebre periodismo norteamericano, donde era usual que los diarios tuvieran su sección de anuncios. La publicidad ocupaba en aquel semanario una de sus cuatro planas, es decir la cuarta parte de toda la superficie impresa del periódico. Desde la sección de anuncios no solo se publicitaba un producto que era vendido por un precio determinado, también se propagaban ideas y símbolos.

Los mensajes publicitarios guardaban estrecha correspondencia con la  orientación  editorial de PATRIA. Constituyó un indispensable instrumento de sostén económico, y sirvió, además, para fijar y propagar ideas independentistas, mediante  imágenes simbólicas o no. Existen concepciones modernas en publicidad que guardan cierta relación con los métodos  empleados en aquel periódico.

Varios autores coinciden en que la publicidad es toda transmisión de información impersonal y remunerada efectuada a través de un medio de comunicación, dirigida a un público objetivo, en la que se identifica el emisor, con una finalidad determinada, que de forma inmediata o no, trata de estimular la demanda de un producto o de cambiar la opinión o el comportamiento del consumidor.  (Romay, 2003: 36)

Después que la publicidad ha conquistado millones de bolsillos se han definido algunos principios esenciales que deben guiar la creación publicitaria. Un anuncio debe ser sintético y efectivo para que brinde una razón al receptor de comprar determinado producto; debe captar la mente del comunicador (y al mismo tiempo) transmitir un mensaje de venta. (Joannis, 1986:13).

Reconocidos teóricos en el campo de la Publicidad como Henrry Joannis (1986:13) declaran como principio básico: comunicar algo que hará comprar el producto.  No es simplemente proporcionar satisfacción, se trata de un método que organice un pensamiento creativo eficaz  a partir de  diversos criterios.

Para ilustrar de manera escueta el modo de hacer publicidad en  PATRIA refiramos que daba especial significado a la reiteración de conceptos y símbolos, frecuentemente el semanario promocionaba una tríada de materiales para el consumo intelectual: dos libros y un sello simbólico. Si el lector se animaba a tener en su casa Los Poetas de la Guerra, Patriotismo y la Divisa Cubana, invertía en su crecimiento espiritual 1.75 dólares, al tiempo que el Partido incrementaba los fondos para la guerra necesaria  que se preparaba.

Para Wells (1996:11)  la buena publicidad se caracteriza por que el  mensaje esté redactado de tal manera que exprese los intereses primordiales de la audiencia. El éxito depende del grado de eficacia con que logra sus metas, incrementar las ventas o  cambiar las actitudes.

Los recursos gráficos fueron empleados por PATRIA con escasa regularidad por el costo económico que implicaban, sin embargo cada grabado, foto o ilustración que priorizaba el semanario en sus páginas representaba a los héroes de la guerra del 68 o a los futuros protagonistas de la del 95; lugares históricos o  personalidades de la  emigración.

El uso de imágenes significativas, precisa Joannis (1986:20), es otra parte importante de la publicidad. Su impacto es realizado por las excelentes fotografías, la alusión a los personajes famosos y  las situaciones dramáticas. Es un tipo de publicidad que se denomina casi literalmente, publicidad  mediante imágenes.

Lo que distinguía a PATRIA era que la "fama" se alcanzaba en la guerra, bajo la lluvia y las balas. En aquel periódico, paralelo al interés de venta, necesario en los tiempos de  recaudaciones decisivas que se vivía, estaba el propósito de propagar ideas. Conservaba un matiz ideológico porque lo usual era que se promocionaran libros históricos y sellos conmemorativos. Los anuncios publicitarios enfatizaban en la capacidad profesional y laboral  de  la comunidad cubana y puertorriqueña, ya se ejercieran en instituciones escolares, fábricas de tabacos o  negocios hoteleros.

PATRIA fue una empresa periodística espiritual, no mercantil.  Compitió por  su contenido, pero no por su publicidad, ni las grandes tiradas o las muchas páginas. Con las cuatro que mantuvo propagó la necesidad  de la guerra en Cuba y Puerto Rico sin ser demasiado explícita en tácticas militares, pero sumamente clara en fundamentos ideológicos.

Periodismo con intencionalidad propagandística

El vocablo propaganda se deriva del término latino propagare, y significa propagar, difundir, esparcir ideas. Martí conocedor de la raíz de las palabras para poder usarlas correctamente dominaba el significado de esta. El Maestro se dedicó a conquistar almas y sembrar ideas en la emigración, incluso más allá, a través de cartas, discursos o periódicos.

La orientación editorial  de un periódico hay que entenderla a partir de la intencionalidad que se persigue con géneros, los estilos, las fuentes. El contenido de un  texto periodístico adquiere mayor o menor significación para el público lector, según la forma en que se escriba o el espacio que ocupe dentro del periódico. PATRIA demostró desde sus planas que dedicaba especial atención a la concordancia significado-significante, aunque ese no fuera la denominación de entonces. Ilustremos con  un ejemplo: no es lo mismo esparcir: Nuestras Ideas desde un editorial de primera plana que desde una crónica en tercera. Tampoco es casual que sea este y no otro,  el único texto de todos los publicados por el semanario que cada párrafo comience con letra capital.

Los editoriales, artículos, comentarios responden a un estilo editorializante, según lo definido por  estudiosos del periodismo como Juan Gargurevich. Ese estilo formador de opinión tiene un fin propagandístico obviamente, y de adoctrinamiento que lo diferencia en cierta medida del estilo informativo, al que responden las notas y crónicas informativas.

La orientación editorial del periódico PATRIA entre el 14 de marzo de 1892 y el 25 de junio de 1895 estuvo caracterizada por el predominio del estilo editorializante debido a   que la extensión de los editoriales ocupaban un espacio considerable dentro de las páginas del semanario, y porque los artículos, comentarios, y  cartas de los lectores -géneros que responden al mencionado estilo formador de opinión- eran empleados con mayor regularidad que las informaciones.

Un cambio apreciable tuvo el estilo del semanario al comenzar la guerra, pues se logró un equilibrio entre lo editorializante y lo informativo. Informar sobre lo que acontecía en la Isla pasó a ser de máxima prioridad. En tiempos bélicos las  Noticias de la GuerraÚltima Hora o Noticias desde España pasaron a ser secciones fijas que ocupaban de manera regular más de una plana, incluso podían publicarse en el espacio habitual de los anuncios publicitarios. La sección De Cuba Libre publicaba las cartas que Martí enviaba desde la manigua, verdaderas crónicas de su paso por la guerra, además varios de los documentos políticos y militares que suscribió junto a Gómez.

PATRIA facilitaba  la retroalimentación a  través  de las cartas de los lectores, las cuales servían para reforzar ideas claves de su orientación editorial desde la voz de los receptores del mensaje. Esa selección, y el espacio en que se publiquen, responden a propósitos editoriales bien definidos.

Por fin el periódico entra en prensa, y bien pronto ese verbo de la libertad irá a decir por todas partes cómo piensa el pueblo antillano en la emigración decorosa, se leía en Los Viernes de PATRIA del 10 de septiembre de 1892. Ese día  de la semana se vivía la tensión del cierre para presentarse irresistible a todos sus lectores en la mañana del sábado. Sus redactores estudiaban en conjunto y en detalle cada plana para adivinar cuál sería el artículo o suelto que produciría mayor efecto. Es de PATRIA emplear el término "efecto", mucho antes de que se teorizara sobre ese aspecto en el campo  de la comunicación. También una lectora confesó:

Pocas veces he pasado una hora tan deliciosa como la que empleé ayer leyendo las varias secciones del interesante semanario que con tanto acierto dirige nuestro amigo Martí. ¡Con qué gusto y fruición  volvía a leer algunas de sus bellísimas frases, de esas que él solo puede expresar, y que pudiéramos  llamar Martinianas, se quedaban en mi oído  como un eco de dulces armonías! Pero, déjame, contarte, amiga mía, el efecto mágico que en mi ánimo produjo la lectura del último número de PATRIA. (12)

El empleo de las fuentes también es imprescindible para dar mayor relevancia a lo que se expone. No tenía la misma fuerza comunicativa que PATRIA opinara sobre la necesidad de la independencia en Cuba, a que lo expresaran influyentes periódicos norteamericanos, como El Herald, El Sun, o El World de Nueva York. El semanario previo a la  conmemoración del Diez de abril de 1894 resume en un pequeño editorial de primera plana que esa fecha merecía ser recordada por la Constitución de la República que nació en Guáimaro, y en ese mismo número se cita al periódico Cuba de Tampa, el cual desde la página cuatro refiere que ese también era el día de la Proclamación del Partido Revolucionario Cubano. Sin comentarios.

El  periodismo del  siglo XIX  es definido como ideológico, según el criterio de estudiosos como José Luis Martínez Albertos y Natividad Abril, por la intencionalidad de adoctrinamiento que seguía ese tipo de prensa que se hacía en la parte euroccidental del mundo. PATRIA fue un periódico decimonónico que no escapó a esa influencia.

Martí decía: Sí, hace falta un periódico, pero no para ser vendido, sino regalado a propios y extraños, a todo el mundo, a fin de que se haga fácil la propaganda revolucionaria. Así hablaba el Maestro cada vez conversaba con sus amigos sobre la necesidad de fundar un medio de prensa. Eso lo recoge Rafael Serra en La Doctrina de Martí, publicación que dirigiría después de la muerte del Apóstol.

Diversos autores aseguran que  el periodismo, genéricamente hablando, es una de las formas que la antigua retórica habría adquirido en la época moderna. Los géneros de opinión por lo tanto, van a ser nominados como los más apropiados para ejercer y desarrollar las funciones retóricas. (Abril, 1999: 84). La calidad estética de los textos periodísticos de PATRIA responde a la maestría con que Martí, y  otros redactores, en menor medida,   manejaban  los recursos retóricos.  

El arte del periodismo avanza como arte de la retórica aristotélica de la argumentación y la persuasión. La Periodística, es por tanto la Retórica moderna, porque se organiza un texto que aspira a producir efectos persuasivos entre los diversos tipos de público (Casasús, 1993 citado por  Abril, 1999: 76).

La orientación editorial del periódico PATRIA sintetizó la concepción martiana  de la unidad política para nuclear al pueblo cubano, de la Isla y de la emigración; al blanco y al negro; al propietario y al desposeído; al instruido y al analfabeto; al hombre y a la mujer; así como  la necesidad de la guerra de independencia, a tiempo y en tiempo,  para la fundación de una república "con todos y para el bien de todos".

Desde PATRIA se hizo periodismo de altura política y terrenal elocuencia. Periodismo del que conmueve y convence; del que enamora y arrastra. Periodismo de desvelo y contra cierre. Periodismo. Todavía hoy, es admirable aquel modo peculiar de decir las cosas en su esencia. Desde PATRIA se hizo periodismo con intencionalidad propagandística, no propaganda con intencionalidad periodística.

Acotaciones:

(1) Sección que con frecuencia se publicaba en  PATRIA para dar noticias sobre la vida social de los  que  permanecían en la casa temporal de la emigración,  la vida social de los ricos y de los pobres definiría el periódico desde el primer número.

(2) Editorial Nuestras Ideas  publicado en el primer número de PATRIA, el 14 de marzo de 1892.

(3) Se publica bajo el título De las damas cubanas  en el número 9 del 7 de mayo de 1892.

(4)  Dra. Ana Cairo Ballester en entrevista concedida al autor, el lunes 27 de marzo de 2006.

(5) Precisión que la Dra. Diana Abad Muñoz  en su libro De La Guerra Grande al PRC.

(6) PATRIA: "no órgano": PATRIA número 2, 19 de marzo de 1892.

(7) La Agitación Autonomista: PATRIA  número 2, 19 de marzo de 1892.

(8) Su religión: PATRIA número2, 19 de marzo de 1892.

(9) Carta   de Martí a Serafín Bello, 24 de marzo de 1892.

(10) Carta de Martí a Néstor Ponce de León: abril de 1892.

(11) Carta de Martí a Serafín Bello, abril de 1892.

(12) Bajo el título De las Damas Cubanas, PATRIA publicó en el número 9 correspondiente al 7 de mayo de 1892  la carta de una amiga "X" de alguien muy cercano a él.

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