“El cómic ha pasado de ser algo que, simplemente, se leía, a ser algo que se lee, medita y estudia (digamos que también se explota con distintos fines)”. (Milagros Arizmendi, 1975). La ideología, antes oculta, sale ahora a la superficie. Lo que no hace sino demostrar que antes existía esa ideología, pero en forma larvada. (Ludovico Silva, 1977)
Lic. ELIMAR BELLO TILLERO,
Profesor del Programa de Formación
de Comunicación Social,
Universidad Bolivariana de
Venezuela, Sede Caracas.
El cómic es un objeto comunicacional que, al estar enmarcado en un entorno sociocultural específico, se transforma en un medio a través del cual es posible transmitir no sólo las características de una determinada comunidad, cultura y contexto histórico, sino también las diferentes ideologías dominantes en dicha comunidad.
Debido a lo anterior, el cómic puede llegar a considerarse como un mecanismo de penetración ideológica (que posee versión televisada) y que tiene como objetivo tanto a adultos como a niños, siendo estos últimos uno de los objetivos principales en lo que podría llegar a considerarse un constante proceso de “transculturación ideológica”. (Bello T., E 2007)
La inquietud por trabajar este tema surge a partir de la realidad observada durante las clases de las Unidades Curriculares Optativas Análisis semiológico de cómic y manga I y Análisis semiológico y dibujo de cómic y manga II , en las que, a partir del dibujo y la visualización de seriados animados, se persigue estimular el espíritu crítico en los estudiantes de la Universidad Bolivariana de Venezuela, a quienes se les brindan las oportunidades para realizar análisis de diferentes muestras de cómic occidental y manga asiático, empleando las metodologías de la semiología de la recepción y el análisis de discurso.
Ahora, ¿a qué se considera ideología? Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (2007), la ideología es: “El conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural religioso o político”.
Por otra parte, Umpierre Sánchez, F (2007) plantea que: “…La ideología es un sistema de ideas o conceptos donde un partido político o fuerza social da expresión a su concepción del mundo”. Más adelante plantea que: “La ideología, además de ser una concepción del mundo, es también un sistema de juicios y argumentos donde un partido o fuerza social da expresión a sus posiciones ante los diversos y múltiples problemas del mundo.”
Tomando en consideración que nuestro tema es estudiar la conjunción cómic e ideología, el principal objetivo será analizar la relación que existe entre ambos, según los preceptos conceptuales y aproximaciones teóricas que los han explicado. Ello sin dudas nos permitirá comprender en qué medida el cómic se transforma en ese elemento comunicacional a través del cual se deforma el pensamiento de los más jóvenes, se transmiten formas de ver al mundo e ideologías totalmente ajenas a la realidad latinoamericana y venezolana, en particular, e incluso se transmiten valores negativos que atentan contra la creación de la conciencia social que necesita Venezuela en estos momentos pues, como lo expresa Silva, L. (1970:49): “Los cambios ideológicos, para decirlo con palabras de Marx, no hacen otra cosa que expresar en el terreno de la vida mental cambios que tienen lugar en el terreno de la producción y reproducción de la vida real”.
Otro objetivo a lograr con este trabajo será revisar críticamente la literatura respecto a la ideología, el cómic y la forma en la que se transmite ideología a través de ese lenguaje tan específico, estos últimos como métodos para la investigación de dicha relación de manera factual, así como referenciar a los autores que han estudiado previamente el tema planteado.
De allí se deriva, además, la importancia de estudiar la relación cómic e ideología debido a que no sólo estaremos estableciendo dicha relación sino que, a la vez, realizaremos los estudios documentales pertinentes para enriquecer las Unidades Curriculares Optativas Análisis semiológico de cómic y manga I y Análisis semiológico y dibujo de cómic y manga II. Todo esto redundará además en un beneficio general por cuanto se logrará profundizar la formación ideológica de las personas que asisten a las clases de las unidades curriculares anteriormente mencionadas, estimulando la capacidad crítica de los estudiantes y docentes.
Tomando en consideración lo anterior, el Objetivo General de esta investigación es:
Realizar el arqueo de las fuentes en las cuales se estudian y expresan los preceptos conceptuales y aproximaciones teóricas que han explicado la relación existente entre cómic e ideología.
Para el logro de este objetivo general, se plantean dos Objetivos Específicos:
1.-Referenciar los aspectos ideológicos que inciden en la comprensión del pensamiento humano.
2.-Definir los aspectos teóricos que definen al cómic como un producto comunicacional con un lenguaje propio.
La metodología empleada corresponde a la investigación documental, por tanto se trata de un trabajo referativo para el cual se consultaron fuentes primarias y secundarias que permiten fundamentar la relación cómic e ideología, así como validar los planteamientos que, a futuro, puedan surgir. Dicha información ha sido localizada en bibliotecas públicas y privadas, así como a través de la investigación en diferentes publicaciones virtuales (libros, revistas) y páginas Web que abordan el tema en Internet.
La estructura que se ha adoptado para la presentación comprende tres capítulos, cada uno de los cuales contará con un número limitado de epígrafes en los que se desarrollarán los aspectos conceptuales, las características del fenómeno comunicativo, valoraciones del los autores, así como las tendencias de análisis que se manifiestan actualmente en torno a la relación cómic e ideología, para finalmente presentar las conclusiones pertinentes.
La estructura comprende:
1. Ideología:
1.1. Definición de ideología
1.2. Ideologías en oposición
2. El cómic como objeto comunicacional:
2.1. Definición y características del cómic
3. Trasfondo ideológico del cómic. Cómo se transmite ideología a través del cómic.
4. Conclusiones
5. Bibliografía
6. Anexo
6.1. Anexo A
I
IDEOLOGÍA
1.1. Definición de ideología
Definir el término ideología implica, en primer lugar, la revisión del concepto expresado por el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (2007), el mismo expresa que ideología es: “Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político”.
Por otra parte, Quevedo M., E (2008) expresa que: “Una ideología es el conjunto de ideas tendentes a la conservación o la transformación del sistema existente (económico, social, político…), que caracterizan a un grupo, institución, movimiento cultural, social, político o religioso”
Como es posible observar, ambas definiciones coinciden en el hecho de que la ideología es un grupo de ideas que caracteriza a sociedades, colectivos, movimientos culturales, sociales, políticos y religiosos. En otras palabras, la pertenencia a un grupo humano debería implicar, de alguna manera, el consenso ideológico.
Además, se desprende de los conceptos anteriores el hecho de que la ideología comprende un proceso de reflexión a través del cual, el ser humano se revisa y expone diferentes visiones de mundo. Cada individuo, cada persona y colectivo (entendido este como sociedad) manifiesta una determinada ideología.
Otros conceptos de ideología agregan elementos nuevos a la discusión, por ejemplo, el Diccionario Ideológico (2008) plantea que ideología es: “…una concepción falsa de la realidad que los académicos de las clases dominantes elaboran y difunden para sostener su poder”. Desde este punto de vista, la ideología presenta una fundamentación falsa del contexto real en el que se desenvuelven los individuos dentro de una sociedad. Siendo además el instrumento a través del cual las clases dominantes mantienen vigente el status quo que garantizaría su prosecución en el poder.
Otra acepción del término indica que la ideología es “…un sistema científico puesto a disposición de las clases dominadas para transformar sus condiciones de existencia”. Esta visión de la ideología coloca en manos de las clases dominadas la posibilidad de estudiar y comprender los procesos ideológicos a los cuales responde de manera inconsciente, para lograr desentrañar las formas de pensamiento impuestas por las clases dominantes y así re-pensar su propio medio contextual (sociedad) e incidir en ella a fin de modificar aquello que no se corresponde con la idiosincrasia propia de la nación.
Esta revisión de conceptos evidencia que las ideologías parecen estar marcadas por la clase dominante:
“…las ideologías se incuban bajo las condiciones de las luchas entre las clases y sirven a esa misma lucha de clase. Por eso la ideología está marcada por la alienación: el académico elabora sus ideas conscientemente pero con una conciencia falsa porque, como decía Engels, las verdaderas fuerzas propulsoras que lo mueven permanecen ignoradas para él; de otro modo, no sería tal el proceso ideológico. ”
Es necesario señalar aquí que esta visión paradigmática de la ideología es superada por los planteamientos de Gramsci, quien niega la existencia de una ideología paradigmática para cada clase social y considera que el carácter de clase de un elemento ideológico no le es intrínseco sino que es el resultado del tipo de articulación al que este elemento está sometido, por lo tanto es posible transformar el carácter de clase de los elementos ideológicos.
En Gramsci la ideología es un “terreno de lucha incesante entre dos principios hegemónicos", que luchan por apropiarse de los elementos ideológicos fundamentales de su sociedad para articularlos a su discurso. No concibe la lucha ideológica como un enfrentamiento de concepciones del mundo predeterminadas que tendría su origen fuera de la ideología y cuya unidad y contenido estarían establecidos de manera definitiva. Su objeto no es destruir la concepción del mundo opuesta, sino desarticularla, transformarla (Mouffe, C., Pág. 129-133)
Así, Gramsci incorpora la idea de la hegemonía, como instancia de dominio cultural, que implica un consenso por parte de las clases subordinadas, siendo los medios de comunicación uno de los elementos centrales en la difusión de los valores que construyen la hegemonía.
Por otra parte, Althusser, L. (1967:192) explica que: “Las sociedades humanas secretan la ideología como el elemento y la atmósfera misma indispensable a su respiración, a su vida histórica. Sólo una concepción ideológica del mundo pudo imaginar sociedades sin ideologías…”
La cita anterior no explica que inevitablemente, como sujetos sociales, respondemos a ideologías de las cuales no tenemos plena conciencia, razón por la cual los receptores de los medios de comunicación pueden ser objeto de manipulación por las clases dominantes cuyos productos comunicacionales son consumidos ávidamente.
De igual forma Silva, L. (1970:55) señala que: “…la ideología que porta individualmente un hombre –digamos, en su preconciencia- es precisamente “ideología” porque es social, es un lenguaje, es un elemento que, aunque esté concretado en individuos…representa en ellos a la sociedad…” En otras palabras, sólo cuando se logre una plena conciencia de los canales de penetración ideológica que pueden emplear la ideologías dominantes (y las clases dominantes) realmente se estará ante una sociedad crítica, en evolución constante y capaz de re-pensar su visión de mundo, ya no bajo la óptica impuesta por los medios sino desde la cosmovisión propia de su idiosincrasia y de su entorno.
1.2. Ideologías en oposición
El apartado anterior nos permite entender entonces que la ideología (o las diferentes ideologías que coexisten en una sociedad) manifiesta la visión del mundo que posee una clase (dominada), opuesta a las lucubraciones arbitrarias de los miembros de la otra (dominante). Para efectos de este trabajo tal planteamiento es fundamental por cuanto las ideologías en constante oposición son las que corresponden a las clases dominantes y las que coinciden con las clases dominadas. Así, las clases dominantes, (representantes de las ideologías dominantes), generalmente se corresponden con las clases que han tenido el poder material en cada época de la historia humana. En el primer capítulo de La Ideología Alemana, Marx y Engels (1994:58) afirman que:
“La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes…”
De tal forma que la clase dominante procurará imponer sus particulares visiones de mundo, su ideología, para lo cual someterá a las clases dominadas a un constante proceso de alienación, es decir, la serie de distorsiones que ocasiona la estructura de la sociedad capitalista en la naturaleza humana, según el planteamiento de Lee, F. (2007).
Es particularmente importante en este contexto el término “distorsiones” porque, en efecto, eso es lo que las clases dominantes hacen para imponer su ideología, utilizan los elementos que le proporciona el entorno para “convencer” a los clases dominadas de que sus formas de producción y explotación son las adecuadas y únicas posibles.
Los medios de comunicación en el capitalismo contribuyen constantemente a difundir el pensamiento de las ideologías dominantes debido a que sus dueños pertenecen a las clases dominantes, razón por la cual, finalmente inducen al resto de la sociedad a concebir como única forma de pensamiento válida la que conviene a las ideologías dominantes.
Por su parte, las clases dominadas, aquellas que son objeto de los procesos de alienación y que están permanentemente confrontadas a las clases dominantes, procurarán la emancipación (claro está, siempre y cuando sean conscientes de que existe una ideología dominante que utiliza mecanismos de penetración y de alienación). El concepto de emancipación aparece en la obra de Karl Marx en su texto sobre “La cuestión Judía” (1843):
“Toda emancipación es reducir el universo humano con todas sus relaciones, al ser humano mismo. (...) Sólo cuando el ser humano real, individual logre superar el ciudadano abstracto y regresarlo a sí mismo, y sólo cuando, como ser humano individual que es, con su vida empírica, su trabajo individual y sus relaciones individuales, haya logrado convertirse en un ser genérico, sólo cuando el ser humano haya reconocido sus propias fuerzas como fuerzas sociales y las haya organizado como tales, y luego no siga separando de sí la fuerza social en forma del poder político, sólo entonces se habrá realizado la emancipación humana”.
Tal emancipación deberá ser el objetivo de la clase dominada, reconocer que existe una clase y una ideología dominante, para luego desentrañar las múltiples herramientas de la dominación y lograr el ideal que Marx y Engels (1994:60) nos proponen:
“Toda esta apariencia de que la dominación de una determinada clase no es más que la dominación de ciertas ideas, se esfuma, naturalmente, de por sí, tan pronto como la dominación de clases en general deja de ser la forma de organización de la sociedad; tan pronto como, por consiguiente, ya no es necesario presentar un interés particular como general o hacer ver que es «lo general», lo dominante”.
Estas ideologías en oposición nos permiten entender la razón por la cual el cómic se puede llegar a transformar en un arma de penetración ideológica, que se dirige en especial a los niños, aquellos que al crecer se constituirán en los pilares que sostendrían la perpetuación de los sistemas de ideas que aprendieron a ver como propios y naturales desde los primeros años de su vida, pero este aspecto será tratado posteriormente con mayor profundidad.
II
EL CÓMIC COMO OBJETO COMUNICACIONAL
El cómic se hace presente en el mundo comunicacional a partir del año 1895, momento en el cual se publica por primera vez en las páginas del periódico norteamericano World, el cómic titulado The Yellow Kid, mismo en el que a partir de la visión de un niño vestido de amarillo (de allí el nombre del cómic), se observaba, criticaba y despreciaba a los personajes reales que, tal y como lo expresa Arizmendi, M. (1975:7), “…se reconocían entre los personajes de su relato.”
En ese mismo año, 1895, en otro medio impreso, pero esta vez de origen europeo, el Fliegende Blätter, otro dibujante, Wilhelm Busch, producía el cómic Max y Moritz en la que dos niños ejecutaban acciones de diferente índole (alguna de ellas vandálicas) con la intención de propiciar en el lector la reflexión ante algunos hechos de la realidad que podrían atentar contra el orden social establecido. Este cómic, al igual que The Yellow Kid, iba acompañado de una narración corta en la que se evidenciaban algunas críticas a situaciones y personajes del entorno sociohistórico al cual correspondían ambos cómics.
Durante el año 1897 surge en los Estados Unidos una versión de Max y Moritz bajo el nombre de Katsenjammer Kids, la misma fue dibujada por Rudolph Dirks para el diario The American Humorist.
Los cómics mencionados previamente marcaron pautas en lo que se refiere a la presentación icónica (dibujo) de ese nuevo producto comunicacional que surge como parte de la prensa escrita con un fin muy definido: entretener mientras obliga a reflexionar. Estos cómics en particular no estaban dirigidos a un público infantil, sino al público adulto que podía comprender claramente a cuáles aspectos de la realidad y a cuáles personajes del entorno se hacía referencia en los recuadros que conformaban la “tira cómica”.
Definición y características del cómic
El cómic es una forma narrativa que combina el dibujo con la escritura, generalmente se considera que está dirigido a niños, pero existen cómics cuya audiencia específica se encuentra entre la población adulta. Posee diferentes nombres dependiendo del lugar del mundo en el cual se produce, por ejemplo, se le denomina historieta o tebeo en España, manga en Japón y varios países asiático, bande dessinné, en Francia, fumetti en Italia y comiquitas o muñequitos en Latinoamérica. (Cantero, 1991)
Gubern (1974) lo define de la siguiente manera: “…una estructura narrativa formada por secuencias progresivas de pictogramas en los cuales pueden integrarse elementos de escritura fonética”.
Explicar las características del cómic impreso exige hacer una diferenciación importante por cuanto el cómic es, generalmente, la conjunción de ícono (dibujo) y mensaje lingüístico (texto), debido a ello explicaremos dichas características desde tres ópticas específicas: a) la estructura discursiva; b) el mensaje icónico y c) el mensaje lingüístico.
a) La estructura discursiva:
Desde el punto de vista discursivo, el cómic posee una estructura narrativa en la que lo importante es narrar una serie de acontecimientos, siguiendo generalmente un orden lógico que corresponde a inicio, nudo y desenlace (estructura propia de otros textos narrativos como, por ejemplo, las novelas y los cuentos).
Generalmente ubica las acciones espacio-temporalmente a través del dibujo (el vestuario de los personajes y el contexto en el que aparecen dibujados nos indican a qué época pasada, presente o futura, pertenecen), en colaboración con la precisión del mensaje lingüístico.
La extensión del cómic puede ir desde un cuadro (viñeta) hasta una serie de cuadros organizados en el formato de un libro de cómics todo ello dependiendo del soporte impreso en el cual se les publique, de tal forma que no es igual el número de cuadros (viñetas) que se incluye en la prensa escrita que los que se incluyen en suplementos dominicales, libros, revistas o páginas web.
Las temáticas tratadas son muy variadas y pueden ir desde aquellas que tratan aspectos de la vida cotidiana, hasta aquellas que ubican sus acciones en mundos hipotéticos y de ensoñación idealizada. Tales temáticas, y los giros que se verifican en las acciones de los personajes, reflejan los intereses e inquietudes de los entornos en los cuales se producen, por ello un manga japonés se lee y se entiende de manera diferente en Japón que en Venezuela, puesto que, como todo producto comunicacional, mantiene elementos culturales e ideológicos propios de la sociedad en la cual y para la cual se crea.
b) El mensaje icónico:
Desde el punto de vista del dibujo, el cómic está formado por una viñeta (generalmente cuadrada, aunque en el cómic asiático encontramos otras posibilidades geométricas), en la cual es posible observar la conjunción entre imagen y texto para el logro de una unidad narrativa coherente. En el cómic todo comunica, así “…la viñeta es significativa porque dependiendo de su intensidad, de que aparezcan unidas o quebradas sus líneas o sencillamente que el encuadre haya desaparecido para darnos las características del relato” (Arizmendi, M. 1975:19).
El mensaje icónico se presenta respetando la linealidad temporal, es decir, las acciones se suceden de manera cronológica, aunque tendencias más contemporáneas proponen el uso del “flash back” como mecanismo para mantener un hilo conductor cuando se trata de una serie o de varios volúmenes de un libro de cómics.
El dibujo de los personajes muestra características definidas que se mantienen a lo largo de las diferentes publicaciones, desarrollando un sentido de identidad que permitiría a los lectores identificar a los personajes incluso fuera de su contexto icónico habitual, facilitando así los posteriores procesos de comercialización del producto. (Murillo, R. y Sáez, J., 1991)
c) El mensaje lingüístico:
El mensaje lingüístico generalmente aparece encerrado en un globo desde el cual se desprende una flecha que indica a quién pertenece el diálogo. Dependiendo de la forma del globo y de la flecha sabemos si el personaje está enojado, pensativo, aterrado, entre otras posibilidades expresivas y emociones probables. Estos elementos gráficos complementan el texto que está escrito y dan sentido a las acciones manifestadas por el o los personajes. Cuando el texto no aparece en un globo sino en un rectángulo (sin conexión con algún personaje) el texto se convierte en didascalia, es decir, se transforma en un apoyo de la acción, en una explicación.
No sólo la forma del globo transmite un mensaje, o lo que está literalmente escrito dentro de dicho globo, también la forma, grosor y tamaño de la letra permiten identificar acciones y emociones de los personajes. (Gutiérrez, 2006)
En lo que se refiere a lo expresado literalmente podemos encontrar textos que nos ubican espacialmente (indicando en qué lugar físico se llevan a cabo las acciones) y cronológicamente (señalando en qué momento histórico se desarrolla el cómic). Otra función es la de describir el entorno y los personajes; o bien, sintetizar las acciones que se efectuaron en episodios anteriores.
De igual forma, en el cómic adquiere especial importancia el uso de otros recursos lingüísticos, entre ellos la onomatopeya, comúnmente empleada para lograr la expresión de personajes no humanos (gatos, perros, loros) y de ruidos del entorno (el chirriar de un puerta, el frenazo de un automóvil). Otras signos ortográficos se cargan de significados adicionales en el cómic, así un conjunto incoherente de signos puede representar una serie de groserías e insultos, de la misma forma en que los puntos suspensivos pueden indicar el paso del tiempo o un proceso de reflexión por parte del personaje. (Bello, E. 2007)
Estas características del cómic hacen de él un lenguaje complejo que combina dibujo y mensaje lingüístico, pero en el que el mismo mensaje lingüístico llega a adquirir características icónicas que nos permiten identificar y complementar la imagen que observamos. Precisamente por ser un dibujo, el cómic es un objeto comunicacional que parece destinado a los niños, sin embargo, los adultos también disfrutan de ellos, algunos hasta reflexionan acerca de ellos y, en permanente “actitud de sospecha”, reconocen mensajes que no se corresponden con el “deber ser” de un texto que se considera dirigido a niños y adolescentes.
III
TRASFONDO IDEOLÓGICO DEL CÓMIC. CÓMO SE TRANSMITE IDEOLOGÍA A TRAVÉS DEL CÓMIC
En apartados anteriores hemos trabajado las características generales del cómic, hemos reconocido en él la conjunción de mensaje icónico (dibujo) y mensaje lingüístico (texto). Esta descripción, previamente realizada, ha permitido comprender que la fuerza del cómic reside en su aparente inocencia, puesto que al ver un dibujo es común que los lectores los relacionen con el mundo infantil y automáticamente descarten la posibilidad de un mensaje que va más allá de lo expresado superficialmente.
Así, uno de los principales representantes del cómic europeo es Tintin, realizado por Hergé (George Remi), y publicado en el periódico “Le petit vingtiéme” a partir de 1929. Esta obra se ha considerado polémica por varios factores, siendo particularmente marcadas la misoginia, la xenofobia y la carga de ideología política. Un ejemplo de ello lo constituye el primer cómic del famoso personaje, Tintin en el país de los Soviets, en el cual se observa al personaje principal asombrado ante la forma en que se amenaza a los votantes en las elecciones efectuadas en “el país de los Soviets”, representando así la particular idea del autor Hergé acerca de la ideología que adversa (demostrando claramente que la considera represiva y carente de libertad).
Otro ejemplo reseñado por quienes han tenido como objeto de estudio al cómic es el de Asterix y Obelix, cómic franco-belga, en el que los personajes a partir de la confrontación entre romanos y galos, permiten al autor expresarse críticamente ante los problemas políticos de actualidad, y ante el capitalismo y el imperialismo.
Rocard, M. (2001) habla acerca de Asterix y Obelix como medio para conocer algunos rasgos del panorama europeo actual, al respecto plantea:
“Yo considero ‘Asterix en Córcega’ como un documento preparatorio absolutamente necesario para la comprensión de los acontecimientos complicados que Francia vive hoy con respecto a esta isla…No conozco mejor iniciación a los misterios de la inflación y la recesión de los ciclos económicos que el estudio en profundidad del mercado del menhir en ‘Obelix y compañía’…la vigorosa crítica al urbanismo de concentración poblacional moderno que se hace en ‘La residencia de los dioses’ ”
Como podemos apreciar, el cómic se percibe como un elemento capaz de compendiar y permitir la comprensión de temas que incluso podrían considerarse complejos para las personas que no son especialistas en temas como la filosofía, la economía e incluso como la historia. Sin embargo, no debemos dejar de lado la afirmación que realiza Cantero, J (1991:241): “El cómic es un lenguaje que, fuera de su concepción artística, queda limitado por la actuación del editor y el interés del público o sector de éste al que vaya dirigido, pero que puede modificar, recrear o influir en estos mismos sectores…”.
En otras palabras, el cómic responde directamente a los intereses de quienes lo producen (la clase dominante, portadora de la ideología dominante), de ellos depende realmente el desarrollo de las temáticas. En este plano de análisis podemos decir que lo único que depende de las audiencias es la permanencia en el tiempo de cada cómic (validando su interés con la compra de los libros o revistas que les permitirán seguir las peripecias de los personajes), y siendo el receptáculo de la carga ideológica que inocula el cómic, como objeto cultural y comunicacional propio de la cultura de masas a la que responde.
De tal forma que, como señala la teoría de lo efectos ideológicos, gracias a la penetración de los mensajes se produce un fenómeno de “cultivo” o “aculturación” en el que se propicia la coexistencia de sistemas de creencias y de efectos ideológicos por cuanto la estructura de los mensajes distorsiona la realidad y sostiene los intereses de la estructura de poder dominante. (D’Adamo y otros, 2000:177-179).
Por otra parte, la teoría de los indicadores culturales expone que es posible determinar las nociones y representaciones de un grupo social, al realizar un análisis de los mensajes emanados de los medios, lo cual permite determinar los factores comunes que tienden a sostener el orden moral y social vigente y a caracterizar a dicho grupo social. (D’Adamo y otros, 2000:179-194).
Las teorías mencionadas anteriormente nos permiten acercarnos al cómic como un producto comunicacional, ante cuya exposición constante se ven sometidos los públicos infantiles, que está cargado de ideología y que perpetúa formas de pensamiento y valores que marcan a nuestra sociedad, aún más cuando sus versiones audiovisuales son más difundidas y populares que las versiones impresas.
Díez, M. (2006:5) plantea que el cómic es un transmisor de estereotipos masculinos y femeninos, lo cual los hace de fácil acceso para la mayoría de los públicos, al respecto señala que:
“…esto los hace significativos en la socialización, de ahí su importancia política. Los cómics se utilizan en la propaganda política… En España, los tebeos para niños y jóvenes durante la guerra civil y en la posguerra eran un medio más de propaganda ideológica de la prensa azul-católica…”.
Se evidencia en la cita anterior que el cómic ha sido empleado históricamente para diversos fines, siendo el más difundido el de entretener, pero evidenciando que también la ideologización se manifiesta entre las viñetas, los dibujos y las tramas narradas, sin diferenciar el público al cual se dirige. Así, es posible reseñar que algunos de los comics más famosos (Superman, Spiderman, Tarzán) han servido para demostrar la supremacía del hombre blanco, de sus ideas y de sus formas de pensamiento. (Silva, L., 1977)
En el caso específico de Venezuela, Cáceres, B. (2003:48) afirma que la evolución del cómic y su presencia en la prensa venezolana se producen, también en el siglo XIX, en consonancia con la aparición del cómic en Estados Unidos y en Europa. De igual forma, Abreu, C. (1989:9) señala que “…tres tipos de imágenes siguieron publicándose a lo largo del siglo XIX, ellas fueron además de las viñetas, los dibujos y las caricaturas. Estas últimas tuvieron una difusión bastante acentuada…”.
Desde su aparición en la prensa venezolana, el cómic se hace presente como una forma de entretenimiento, pero también permite hacer publicidad y críticas a la realidad nacional, en la forma de caricaturas. Así se destacan nombres como el de las revistas “El Mensajero Venezolano” y el “Amigo de los niños”, ambas producidas por los padres dominicos durante la década de los años 20, de las cuales se destaca la segunda por contener historietas con temas religiosos destinadas al público infantil. (Armas, A. 1987:125).
Pero es la revista Fantoches (1923) la que presentó por primera vez, de manera sostenida, un cómic denominado Pinocho, personaje que, según Aquiles Nazoa, citado por Cáceres, (2003:54) “…ingresó en las tradiciones sentimentales de los venezolanos como símbolo de bondad, de alegría de vivir y de fe en la justicia”, respondiendo de esta forma al contexto en el cual se produjo: durante la dictadura del General Juan Vicente Gómez.
En la década de los años 40 se fundan los periódicos Últimas Noticias (1941) y El Nacional (1943), diarios que surgen bajo el influjo del periodismo de los Estados Unidos, razón por la cual incluyen en sus páginas el cómic, aunque han preferido incluir el cómic norteamericano, antes que darle cabida al cómic producido en Venezuela, siendo evidente en las investigaciones la ausencia de producción local de carácter permanente. Hasta mediados de siglo XX, los cómics publicados reflejaron los cambios históricos y sociales que se han producido en nuestro país (Cáceres, 2003:58).
Ahora, en el siglo XXI, los principales periódicos venezolanos siguen comprando los cómics producidos en Norteamérica, limitando el desarrollo del cómic elaborado por los dibujantes locales (Torres, 1982:28), quienes últimamente han encontrado un punto de difusión a través de varias páginas web en las cuales procuran publicar sus producciones e intercambiar con otros dibujantes interesados en el género.
Con respecto a la incidencia norteamericana en los cómics que consumimos en Venezuela, Silva, L. (1977) expresa que:
“En el subdesarrollo latinoamericano, si hacemos excepción de dibujantes como Quino, el argentino creador de Mafalda, o como Rius, el mexicano creador de Los supermachos, todo el inmenso resto de los comics de que disfruta el lector no son otra cosa que un sutil modo de gravitación ideológica de los Estados Unidos sobre nuestros países”.
Finalmente, es necesario reflejar aquí que las versiones audiovisuales de los cómics impresos, suelen ser más populares que estos últimos, de hecho, en Latinoamérica es más sencillo conocer el cómic (anime) japonés que leerlo en su versión impresa, debido, sobre todo a los problemas de importación por los cuales atraviesan muchas naciones latinoamericanas. Nuestra intención es profundizar el estudio del cómic y de su carga ideológica en futuros trabajos.
IV
CONCLUSIONES
El cómic es un producto comunicacional que se ha convertido en un mecanismo a través del cual es factible la transmisión de ideologías que no responden a la realidad venezolana y que, en consecuencia, contribuyen a la alienación de una masa poblacional que diariamente lee o visualiza cómics norteamericanos o asiáticos.
Lo anterior se vincula con el hecho cierto de que la ideología se encuentra en todas las acciones que ejecuta el ser humano debido a que, conciente o inconscientemente, es portador y difusor de ideologías que ha adquirido a través de la escuela y de la familia, fundamentalmente.
La ideología transmitida de esta forma responde a usos y valores concretos de la sociedad en la cual crece el individuo, sin embargo, los medios de comunicación, inciden en la percepción que un individuo puede tener del mundo, básicamente porque su poder de penetración y los mensajes que, explícita e implícitamente, promueven, llegan a permear las mentes más jóvenes, produciéndose un estado de alienación, es decir, de “transculturación ideológica”.
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