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CAMBIÓ LA TECNOLOGÍA, NOSOTROS NO

CAMBIÓ LA TECNOLOGÍA, NOSOTROS NO

Lic. ROBERTO CARLOS DELGADO,
Periodista del Invasor.

En el siglo pasado transcurrieron décadas sin cambios significativos en el panorama de los medios de comunicación. En los años ’30 la radio tenía la primacía hasta que la televisión saltó a la escena en los ’50 y ’60. No mucho más sucedió hasta que la Web lo estremeció todo a finales de los ’90.

Internet sacudió los cimientos de los medios tradicionales, pero, además, abrió a la sociedad, en general, y a los periodistas, en particular, nuevas posibilidades y formas de contar historias. De paso, ha roto el paradigma de la comunicación unidireccional de “nosotros hablamos, ustedes escuchan”. Pero esas nuevas formas de contenido requieren el desarrollo de habilidades.

Si usted es un reportero, seguro puede transcribir las mejores citas, pero ¿proporciona realmente un informe completo y exhaustivo? Una de sus fuentes dio más explicaciones de un tema importante, que usted luego parafraseó para evitar una cita larga, otra dijo algo con emoción o sentimiento o una singularidad que no se transfiere al texto, ¿qué hacer?

La mayoría de los trabajos periodísticos pueden ser mejorados a partir de la hipertextualidad y la adición de fragmentos de audio o video. Nunca hubo una época que ofreciera tantas formas poderosas de contar historias y entregar información a los lectores. Si ama el periodismo, tiene que estar encantado con tener más herramientas a su disposición, más interacción con su audiencia y la proximidad de la desaparición de las tradicionales limitaciones de tiempo y espacio.

Así, mientras existen nuevas oportunidades, estas compiten actualmente con muchas de las tradiciones que los editores de noticias han abrazado por mucho tiempo. Quizá ninguna en igual medida que el rol de guardián de la información que el periodismo ha desempeñado durante la mayor parte de su existencia.

Mantener un diario, un semanario o un canal de televisión resulta costoso, lo cual limita el número de fuentes de información y permite que los periodistas se consideren a sí mismos los árbitros finales sobre lo que el público debe saber, pero Internet lo cambió todo.

Entonces ¿cómo adaptarse y evolucionar para servir a una audiencia siempre cambiante? Experimente, examine y supérese.

Esta es una de las razones por las cuales pienso que nunca hubo una mejor época para el periodismo. Trabajar en un periódico significaba que usted tenía dos formas de servir a sus lectores: palabras impresas en una página y fotografías. Hoy, podemos tomar una historia y usar tantas herramientas y tecnologías para contarla y presentarla de la forma y en el momento en que queramos. Incluso, podemos discutir y considerar métodos que nunca se utilizaron antes. Y esa es la mejor parte.

¿Qué hacer cuando su reportero quiere escribir una historia, pero usted no tiene el espacio suficiente para publicarla en el medio impreso o el tiempo necesario para radiarla o televisarla? ¿Por qué no pensar en su sitio Web?

Es difícil abandonar los bordes del campo y meterse en el juego.

A menudo, en la Redacción donde trabajo, alguien viene con una nueva idea de lo que deberíamos hacer, pero, incluso, las buenas ideas no pueden surgir y llevarse a la práctica si no existe el personal necesario y preparado. Somos solo cinco personas trabajando exclusivamente en el sitio, además de los reporteros que, junto al resto del personal, como principio, priorizan la edición impresa.

Esteban Ramírez Alonso, director de la Agencia de Información Nacional, en una intervención el 11 de diciembre de 2002 en el Festival Nacional de la Prensa Escrita, reflexionaba acerca de  cómo insertar los medios digitales cubanos en el mundo, algo en lo que hemos ganando con el tiempo, sin embargo, hay tres interrogantes que vale la pena retomar si hablamos de perfeccionar lo que hacemos en nuestros medios para priorizar, más allá del discurso, el trabajo de los sitios Web:

-¿Somos un semanario con una publicación online, o un periódico online que tiene semanalmente una edición impresa?

-¿Contamos con una emisora de radio y un periódico online, o con una emisora que tiene simplemente una página Web?

-¿Están nuestras redacciones organizadas en función de estos conceptos?

Las respuestas a estas preguntas constituyen un reto que pone a prueba la sagacidad de quienes tienen el poder de organizar las rutinas productivas de nuestros medios, las que, atadas muchas veces al periodismo convencional nos entorpecen. Varios años después de su aparición, los medios online siguen buscando su identidad y lejos de haber alcanzado la madurez continúan dominados por el medio del cual surgieron.

Si le preguntáramos a nuestros reporteros para qué medios trabajan, pocos se referirían al sitio Web. Y no los culpo, las rutinas productivas los lleva a pensar así.

Laborar para un sitio Web no es solo escribir un texto, proponer una foto, en fin, lo que la mayoría hace, es imprescindible, además, utilizar las herramientas puestas a nuestra disposición, utilizar un lenguaje universal y tratar temas que les interesen a la aldea global, de ahí la necesidad de contar con redacciones exclusivas para la Web, con profesionales especializados.

No podemos pensar que continuamos escribiendo para un grupo reducido de personas cuyo conocimiento de nuestra realidad nos permite obviar algunos detalles. Los nuevos usuarios habitan, en muchas ocasiones, en sitios donde ni siquiera se habla de Cuba, mucho menos de la provincia y la localidad.

Asuma que el lector que visitará su sitio no sabe nada del tema del que usted habla. Con esa idea en mente elimine la jerga del contenido. Al hablar de jerga en este contexto me refiero a los términos y expresiones que el público en general no tiene por qué saber, dado que son específicos a una disciplina o a un grupo de expertos. Elimine también las siglas no conocidas y los clichés. Las siglas no tienen significado para aquellos que están fuera de la organización o grupo familiarizado con el tema y los clichés le restan originalidad a su texto.

El lenguaje claro y sencillo —correcto ortográfica y gramaticalmente— es esencial para todas las comunicaciones con el público e, incluso, más importante al escribir para la Web, dado que el objetivo básico del usuario al visitar su sitio es obtener información. Comunique su mensaje de manera directa, sencilla y precisa. Un lenguaje ambiguo puede frustrar al lector.

Nos afecta con frecuencia el desconocimiento sobre los receptores, pensamos que lo saben todo, y allá van los trabajos cargados de localismos, olvidándonos así del lenguaje que debemos utilizar en un medio como este.

Otro elemento importante son los títulos. No es lo mismo escribir titulares para la Web que para textos impresos. La cantidad de información disponible en una pantalla es limitada, a diferencia del periódico que le permite ver al mismo tiempo el titular, la fotografía, la leyenda, el sumario y el cuerpo del trabajo. Así, de una sola ojeada el lector tiene una visión más completa para interpretar el mensaje del titular.

Cuando leemos en línea, con frecuencia solo tenemos el titular para guiarnos. Aún en los casos en que el titular trae un breve resumen son pocos los que se detienen a leerlo. Por eso es tan importante que los titulares sean directos y exactos cuando se escribe para la Web.

La interactividad es otra de las limitaciones. Los foros, las encuestas, el canal RSS y la opción de permitir que los lectores comenten nuestros textos permanecen ausentes de muchos de nuestros sitios, y en el mejor de los casos, están, pero no se explota adecuadamente. Lejos estamos de cumplir con los requerimientos que hoy nos impone el periodismo digital.

La Red es un medio de publicación instantánea. En teoría, se publica según ocurre el hecho noticioso, pero en la práctica no siempre es así. Actuamos con la visión de semanario, y lo que pudo ser un palo periodístico queda reducido a fiambre.

Es cierto que la mayoría de quienes trabajamos en el área online de los periódicos somos autodidactas. Teníamos un interés y lo alimentamos. Utilizamos esa curiosidad que conduce a muchos al periodismo y la usamos para desarrollar nuevas habilidades.

Pero hay un secreto: no hay que esperar a que alguien nos enseñe sobre este punto. Podemos aprender por nosotros mismos.

Se acabaron los días de los especialistas en una sala de Redacción con solo una habilidad. Resulta evidente que la escritura y la fotografía no están muertas —ni siquiera próximas a morir—, pero,  simplemente, son insuficientes para el periodismo digital.

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