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PERIODISMO SALVAJE: CLAVES PARA ENTENDER LA REALIDAD DE LOS MEDIOS OPOSITORES EN VENEZUELA

PERIODISMO SALVAJE: CLAVES PARA ENTENDER LA REALIDAD DE LOS MEDIOS OPOSITORES EN VENEZUELA

MSc. YANELA SOLER MÁS,
Profesora de la Facultad de Comunicación,
Universidad de La Habana

Hace unos meses fueron publicadas en este espacio las respuestas a las preguntas de la brillante oponencia que realizara el respetado profesor y periodista Roger Ricardo Luis a mi tesis de maestría, cuya defensa tuvo lugar en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Motivada por el interés que despierta en mí el estudio del discurso periodístico de la prensa venezolana, propongo continuar tratando este tema en las siguientes ediciones de mesadetrabajo. En esta ocasión, pretendo centrarme en las cuestiones éticas del periodismo que se desarrolla hoy en Venezuela y cómo inciden en la presentación del producto periodístico a los públicos.

Antes de adentrarnos en las posturas éticas de la prensa venezolana, es pertinente reflexionar sobre el desarrollo de la política de ese país, con el objetivo de entender mejor el contexto actual en el que se desenvuelven los medios.

Con el siglo XX, inició en Venezuela una época de toma ilegítima de poderes, como la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en los años cincuenta.
“Venezuela, (…) desde el derrocamiento de la dictadura militar del general Pérez Jiménez, al final de la década de los años cincuenta del siglo pasado, fue presentado como modelo de democracia parlamentaria en el área latinoamericana y no sufrió el azote de los regímenes dictatoriales de “seguridad nacional” que asolaron la región” (López Calvo, 2006).

Sin embargo, los presidentes que le sucedieron al dictador, tomaron un país que se sumía más en la miseria y los problemas sociales: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, entre otros, no tuvieron ni la capacidad, ni la disposición de intentar resolver tales situaciones.

La figura de Carlos Andrés Pérez se muestra como la más interesante después de Pérez Jiménez, debido a que gobernó el país en dos ocasiones. Su regreso al poder a fines de los años ochenta generó un periodo de inestabilidad política: al intentar imponer el sistema neoliberal de manera brusca, provocó la reacción de sectores populares, que en febrero de 1989 protagonizaron el Caracazo, se produjeron dos intentonas de golpe de estado (el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992) y fue la primera vez en la historia venezolana que se celebró un juicio a un presidente en funciones.

Carlos Andrés Pérez, acusado de malversación y fraude de registros secretos, tuvo que abandonar el poder antes del año de cumplimiento de su mandato. Posteriormente, fue Rafael Caldera quien volvió a tomar la presidencia, en el año 1994.

Es de destacar que un matiz importante de la política venezolana figuraba en el cumplimiento del Pacto de Punto Fijo, que alternaba la presencia en el poder de los dos partidos tradicionales: Acción Democrática (AD) y COPEI.

Sin embargo, en diciembre de 1998, la elección del actual presidente Hugo Chávez rompió aquella tradición. Chávez tomó un país con una crítica situación: enormes desigualdades sociales y amplias bolsas de pobreza.

La primera medida adoptada por Chávez para iniciar la restauración del país fue la modificación de la Constitución. Esto no sólo cambió el nombre del país a República Bolivariana de Venezuela, sino que tenía como objetivo fundamental “establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado” (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999).

De más está decir que los partidos tradicionales, secundados por otros de menor cantidad de militantes, no aplaudieron la iniciativa del presidente de la república venezolana. Así surge el movimiento opositor venezolano, que no cuenta con una figura líder ni un proyecto determinado, sino está constituido por la suma de los partidos que lo conforman, siendo Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia los abanderados.

La llegada de Chávez a la presidencia de la república no sólo provocó que un número considerable de partidos se convirtieran en antagonistas de su disposición, sino también que el sistema de comunicación pública expresara abiertamente las contradicciones gobierno-oposición, siendo la prensa venezolana (1) la principal arma utilizada para ello.

Durante el proceso revolucionario, la inmensa mayoría de los medios de comunicación, han asumido prácticamente la posición de partido político opuesto al gobierno. La difamación de programas revolucionarios como el Plan Bolívar 2000, la tergiversación de la información u ocultamiento de la misma durante el golpe de estado de abril de 2002, la suspensión de programación durante el paro general de fines de 2002 y la emisión de cuñas comerciales con propaganda política que transmitían la idea de caos general, han sido recursos de los que se ha valido la prensa privada venezolana en su conjunto para desacreditar la gestión del actual gabinete de gobierno.

Durante el desarrollo de procesos eleccionarios y refrendarios, los medios de comunicación privada han desatado campañas destinadas a lograr efectos contrarios a los defendidos por el gobierno en sus propuestas.

El sistema mediático en Venezuela está compuesto por un número considerable de órganos de prensa, donde predomina la tendencia opositora. Los medios de comunicación regionales, es decir, los estadales y municipales presentan similar estructura, donde predominan los medios cuyo discurso simpatiza con los postulados que defiende el sector opositor.

Otro elemento importante que caracteriza a los medios en Venezuela, es la existencia de estructuras discursivas antichavistas que son explotadas en los productos comunicativos publicados por los que simpatizan con la tendencia opositora. Sin embargo, luego de producirse la salida al aire de estos, los medios oficialistas responden con una estrategia de contraofensiva mediática. Cuando esto sucede, el acontecimiento deja de figurar en la agenda de los medios opositores, y es sustituido por otro.

Puede ocurrir que si un acontecimiento fue noticia de segunda página hace cinco días en un diario local del Zulia, los diarios nacionales sobredimensionan dicho acontecimiento y figura días después en primera plana.

La manera en que los medios audiovisuales presentan las noticias es una nueva concepción de periodismo, que tiene sus raíces en el periodismo norteamericano y Venezuela asume: el acontecimiento visto como reality show y melodrama, de esta manera cambian los criterios de lo que es información y cómo esta puede llegar al público.   

Como ocurre con el contexto político-social, la polarización de la prensa venezolana es otro factor sobre el que llaman la atención periodistas y expertos. Dicha polarización se evidencia en los contenidos, y la frecuencia con que son tratados en los productos comunicativos, de manera favorable o no al gobierno. 

En este sentido, la Universidad Católica Andrés Bello realizó una investigación que analiza el rol que jugaron los medios antes del referendo del 2D de 2007. El informe cita el papel de las televisoras: “Globovisión, por ejemplo, sumó 70 por ciento de cobertura contraria a la reforma de la constitución y 14 por ciento favorable a la reforma. RCTV mostró 84 por ciento de noticias contra la reforma y 16 por ciento a favor. Televen mostró un relativo equilibrio en el 2007, respecto al año anterior, cuando la red se mostró parcializada al gobierno. Teves mostró 90 por ciento favorable a la reforma y un 4 por ciento en contra. Y Canal I mostró 33 por ciento favorable, 47 por ciento en contra, y 20 por ciento neutral”.

Otro aspecto particular del sistema comunicativo del país bolivariano es la presencia de un periodismo de fuente única y la no verificación de ella. La primera causa es efecto de la segunda. Los periodistas tienden a nutrirse de los otros medios informativos del país. “Es lo que comúnmente se llama cartelización de la información, es decir, todos los medios tienen la misma noticia en primera página (o abriendo el noticiario), presentan el mismo punto de vista sobre ella, se citan mutuamente al referirse a la fuente; lo que produce que todos los medios estén transmitiendo la misma información en el mismo instante” (Kaiser, 2003: 246).

Ante estas características del sistema de medios venezolano, cabe reflexionar sobre el papel del periodista como mediador entre el acontecimiento y el público y el cabal cumplimiento del ejercicio de la ética periodística.

PERIODISMO VENEZOLANO: ¿CUESTIÓN DE ÉTICA?

Según estudiosos del campus comunicológico, como el periodista hispano-francés Ignacio Ramonet y el español Pascual Serrano, el caso de Venezuela debería estudiarse en todas las escuelas de Periodismo, ya que está marcando una nueva dimensión sobre el papel de los medios: “…han asumido la dirección política de la oposición venezolana, debido a la descomposición y descrédito de los partidos opositores” (Ramonet: 2008).

Si tenemos en cuenta lo planteado anteriormente, podemos inferir que los periodistas venezolanos se acogen a las disposiciones de la línea editorial de los medios y de la agenda mediática de turno, sin tener en cuenta que esto perjudique al periodismo y viole las disposiciones del Código de Ética que “rige” su accionar.

La inmensa mayoría de periodistas venezolanos propone defender a la oposición, un número más reducido asume las posturas oficialistas, y un pequeño sector, que se denomina independiente, piensa que se debería cumplir con las disposiciones del código de ética que obligan a los comunicadores a reflejar la verdad sin sesgos y con las herramientas para que sean los receptores de información quienes finalmente decidan. Sin embargo, por lo general, quienes defienden esta posición, al cabo del tiempo también incurren en violaciones éticas, al parcializarse con la posición opositora.

El Código de Ética del Periodista Venezolano, dictado por el Colegio Nacional de Periodistas, expresa en la Exposición de Motivos que “el periodista se debe al público y por ello su información debe contribuir con su imparcialidad, veracidad, oportunidad y honestidad (2) a que la verdad del suceso difundido sea evidente. Sin embargo, el periodista es un profesional y un ser humano, puede equivocarse y deberá entonces permitir al público interesado, derecho de réplica”.

Lo cierto es que la actividad periodística venezolana actual está regida por la política del doble discurso, la intriga y la hipocresía, con el fin de complacer a los dueños de los emporios mediáticos o quizás para aumentar las ganancias personales de quienes ejercen el periodismo.

Si tomamos el artículo 2 del capítulo 1 del Código de Ética, podemos leer: “El periodista tiene su origen en la libertad de expresión y el derecho a la información (3), normas democráticas consagradas en la Constitución de la República. El periodista debe luchar por la vigencia y efectividad de tales principios.”

Sin embargo, un elemento que caracteriza al periodismo venezolano es la “desinformación” que tiene lugar en los medios de comunicación, quienes crean falsas expectativas, dirigidas a fomentar el rechazo hacia el estado de derecho u ocultan acontecimientos, poniendo en práctica la máxima: “Lo que no se hace público en los medios, no existe”.

Las maneras en que los periodistas tratan los acontecimientos en la prensa venezolana, ilustran el escenario antiético que matiza al periodismo de ese país. Un periodista de Globovisión, en una entrevista realizada hace poco más de un año en un programa de debate, señalaba que si se escribe que los sucesos de abril de 2002 fueron una maniobra de un pequeño sector de la oposición, se le daría la razón al presidente.

El periodista, en toda sociedad, debe formarse para visualizar los acontecimientos desde todas las aristas posibles; sin embargo, cuando toma partido desde una posición parcializada, distorsiona la visión del público, pues transmite un solo punto de vista del tema. El profesor colombiano Rubén Darío Restrepo (2004), alerta que “cuando los medios toman partido, pierden una norma y una ventaja fundamental que es la de poner distancia entre los hechos y sus protagonistas y el propio periodista”.

Aquí es puesta en evidencia la veracidad de la información que es transmitida. Esa veracidad entra en cuestionamiento cuando el periodista no conserva su independencia y sale en defensa de los presupuestos dictados por el emporio mediático a que pertenece.

La segunda víctima del conflicto político, alimentado por los medios de comunicación de Venezuela, es el Código de Ética del Periodista. Aquí hay que llamar la atención, porque la misma polarización de la prensa repercute en el colegio de periodistas. Muchos directores y profesores de carreras de Periodismo en universidades privadas venezolanas, defienden la postura de que la prensa debe cumplir la misión de ridiculizar al gobierno “antidemocrático” que dirige el país desde hace 10 años.

Para ello se escudan en una de las disposiciones del Código de Ética, donde se lee en el Artículo 42 del Capítulo VI, que “el periodista tiene el deber de combatir sin tregua a todo régimen que adultere o viole los principios de la democracia, la libertad, la igualdad y la justicia.”

La crisis de ética del periodismo venezolano se percibe sobre todo cuando los periodistas tratan a sus fuentes. Quienes responden a los medios que dan voz a la oposición, no suelen poner en tela de juicio los planteamientos realizados por ellos.

Durante los días de crisis política o de periodo eleccionario, el papel de los medios y de los periodistas va encaminado a mostrar más polarización y a construir situaciones políticas para captar la atención de los públicos.

En los primeros meses del 2008, antes del periodo de campaña para la votación de las elecciones regionales de noviembre, la principal voz opositora que se levantaba en el área metropolitana en contra de la gestión gubernamental, era la del entonces Alcalde de Chacao, Leopoldo López (4). Figura política joven, pretendía postularse como Alcalde Mayor. Apoyado por los medios de comunicación, en especial Globovisión, Leopoldo López sacó adelante toda una campaña donde se presentaba como víctima del Presidente y de otros funcionarios públicos.

Llegó al extremo de  construir la historia de un supuesto arranque del bolsillo de su camisa por trabajadores de la Aduana en el aeropuerto, cuando llegaba de los Estados Unidos, con motivo de una reunión que debía sostener con entes gubernamentales norteamericanos en la búsqueda de apoyo para su campaña. 

Por supuesto, debía buscar el desvío de la atención del público hacia un acontecimiento mayor, pues sabía que ya el Presidente conocía de los motivos de su viaje, y los medios oficialistas estaban explotando los hechos. Rápidamente, la agenda mediática cambió, no se habló en los medios opositores del arribo de Leopoldo López de Estados Unidos, sino del insulto que recibió en el aeropuerto, al ser maltratado por aduaneros.

Este pequeño ejemplo es extraído de una realidad donde se evidencia una marcada degradación de la actividad periodística. Cabría preguntarse: ¿gracias a la falta de ética, los medios venezolanos y los periodistas pueden subsistir en un contexto polarizado como el venezolano?, ¿la falta de ética de los periodistas opositores al tratar los acontecimientos es una nueva forma de entender y hacer el periodismo?, ¿realmente conocen los periodistas el Código de Ética que debe regir la actividad mediática venezolana?

Cuestiones con o sin respuesta, lo cierto es que el caso de la prensa venezolana es exquisito en matices, y estas páginas no alcanzan para profundizar en una reflexión más rica.

El sistema de medios opositores venezolanos intenta reconstruir una realidad político-social polarizada, y no tiene en cuenta las disposiciones fundamentales del Código de Ética periodístico. De hacerlo, se evidencia que lo manipula a su antojo, con tal de justificar las acciones periodísticas que se acometen en el tratamiento de los acontecimientos.

NOTAS:

(1) Al hablar de prensa venezolana, deberá entenderse el conjunto de diarios, televisoras, emisoras de radio agencias de noticias, sitios de Internet y blogs como un todo único, perteneciente al sistema de comunicación pública, junto a los otros soportes mediáticos que se utilizan como complemento: propaganda en carteles, vallas, etcétera.

(2) El subrayado es mío.

(3) Ídem.

(4) Leopoldo López, hasta mediados del 2008, se postulaba como Alcalde Mayor de Caracas, con vistas a las elecciones regionales que tendrían lugar en Venezuela el 23 de noviembre de ese año. Sin embargo, al entrar en vigor la Ley Habilitante,  junto a otros políticos fraudulentos,  Leopoldo López fue declarado inhabilitado, por lo que perdió el derecho a postularse para algún cargo público. En su lugar, Antonio Ledezma, actual Alcalde Mayor, fue el candidato que la unidad opositora encontró para optar por el cargo.

BIBLIOGRAFÍA:

BENSHIMOL, LEVY. Código de ética del periodista venezolano. Sala de Prensa, Vol. II, Año 3, Febrero 2002.

DOMÍNGUEZ CRUZ, SAILÍ. El proceso de Reforma Constitucional en Venezuela. Una mirada desde las agencias PL y AP.  Tesis de Licenciatura, Facultad de Comunicación, Universidad de la Habana, 2008.

GARCÍA LUIS, JULIO. Ética Periodística. Editorial Pablo de la Torriente, La Habana, 2005.

GUZMAN, GUILLERMO. “Prensa” venezolana está atrapada en sus propias mentiras, sus “titulares” no son cosa de ética sino de taquilla. Disponible en URL: www.aporrea.org. Consultado el 8/04/09.

KAISER, PATRICIA. Estrategias discursivas antichavistas de los medios de comunicación. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, Vol. 9, No. 3,  sept-dic 2003, pp. 231-253.

LUGO GALICIA, HERNAN. Venezuela, periodismo y democracia en terapia. Disponible en URL: www.icfj-home.com. Consultado el 6/04/09.

MUSSET, MIRIAM. Sin código de ética no hay periodismo. Disponible en URL: www.aporrea.org. Consultado el 11/04/09.

RAMONET, IGNACIO. La prensa venezolana dirige la oposición en sustitución de los partidos. Disponible en URL: www.chamosaurio.com. Consultado el 6/04/09.

SABA, MÓNICA. La prensa venezolana en tiempos de polarización. Disponible en URL: www.ijnet.com. Consultado el 11/04/09.

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